miércoles, abril 24, 2024
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Acciones y motivos

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*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

En esta ocasión me gustaría compartir con ustedes, este pequeño estudio que encontré en www.deblogcional.com; espero que sea para ustedes tan edificante como lo fue para un servidor.

“Todo me es permitido, pero no todo es provechoso; todo me es lícito, pero no todo edifica.”, Saulo de Tarso.

¿Qué son más importantes, nuestras acciones o nuestros motivos? 

Muchas personas hoy en día viven con la filosofía de que “el fin justifica los medios”, es decir; si en el proceso de cerrar una negociación, construir una relación u obtener algún recurso necesitan hacer algo ilegal o incorrecto pero al final lograrán algo “bueno”, entonces está permitido el evento indebido del proceso. 

Otros más viven con la política de compensación, piensan que hacer algo bueno justifica sus malas acciones o creen que dando caridades y limosnas se están ganando el cielo y obteniendo “puntos a su favor” delante de Dios y los hombres. 

¿Tendríamos que saber que piensa Dios al respecto? Estas ideas y otras similares no son más que propuestas egoístas enmascaradas bajo apariencias piadosas, nuestra sociedad busca personas honestas, transparentes, hombres y mujeres genuinos amantes de lo correcto y cuyas acciones sean un reflejo de su corazón y no una mera apariencia de bondad o compasión. 

No son tus acciones sino tu corazón, el que resuelve tu vida. Los motivos e intenciones detrás de todo lo que eres y lo que haces.

¿Qué tanto consideras a los demás con tus acciones?
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. 

El apóstol Pablo a través de estas palabras está dejando en claro la importancia que debemos darle a nuestras acciones con respecto a lo que éstas producen no sólo en nuestra vida, sino también, en la de quienes nos rodean. 

Cuando dice que todo es lícito pero no todo conviene ni edifica, está diciendo también que todo lo que afecta a otros aunque sea válido o lícito hacerlo, no debemos hacerlo porque no conviene. 

Que interesante artículo el que acabamos de leer. Ahora permítanme añadir al estudio anterior lo siguiente:

El no hacer las cosas que afectan de una u otra forma a nuestro prójimo, es un acto de respeto y el respeto es un valor inconfundible y de acción continua.

Implica marcar los límites de las posibilidades de hacer, o no hacer de cada uno y donde comienzan las posibilidades de acción de los demás. 

El respeto exige un trato amable y cortes; es pilar de las relaciones humanas, de la vida en comunidad, del trabajo en equipo, de la vida conyugal, de cualquier relación interpersonal.

En ocasiones se confunde este valor con el miedo. Existe un dicho que establece que hay dos formas de respeto, la admiración y el miedo. 

No obstante, el respeto debe tomarse como un reconocimiento, hacia las personas, la naturaleza, los animales, la vida misma. 

La posibilidad de encontrar lo mejor de todos y cada uno en lo particular, permitir que los demás vivan y actúen en consecuencia de sus propios actos.

Respeto a mis padres porque reconozco que su cuidado y amor para mí ha sido en lo posible con total entrega, respeto a mis hermanos y hermanas porque son mi sangre y al final del camino sé que estarán conmigo, respeto a mis amigos, pues en ellos he encontrado un corazón firme y dispuesto a verme tener éxito, respeto a quien me ha enseñado bien, procurando hacer de mí una mejor persona, respeto al fuerte y al débil, al sabio y al carente de sabiduría, respeto la vida, lo que me rodea, lo que me alimenta, lo que me deja ser libre y vivir justo como yo deseo.

El Respeto me permite encontrar la sana convivencia, me hace ser mejor, me permite ser un buen vecino, un ciudadano responsable un mejor amigo. 

Cuando respeto a los demás, a pesar de su forma de pensar, de su forma de ser o de actuar; entonces, me respeto a mí mismo y establezco un punto de partida hacia todo lo demás.

Concluyo con esto:
Examinemos los motivos de nuestro corazón, es importante poner atención al efecto de nuestras decisiones no solamente en nuestra relación con la familia, sino también en la relación con los demás y en el ejemplo que les damos y, en estos tiempos de pandemia, crisis internacionales, interraciales y devastaciones climáticas, bueno sería revisar el alcance de nuestras acciones y lo que en verdad nos motiva día con día.

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