miércoles, abril 24, 2024
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Acontecer y desconcierto

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*Aarón Dávila*

Foto: El Cercano.

En momentos como el que estamos viviendo, de intranquilidad por tantas y tantas malas noticias que recibimos a través de los diferentes medios informativos, es fácil perder el rumbo, sentirse desorientado e inclusive, atemorizados.

En ocasiones me pregunto ¿cómo logran dormir los periodistas y reporteros que cubren tan vertiginosamente el acontecer diario, con todo lo que ven y escuchan durante el día? Si yo con media hora de noticias al día quedo exhausto e intranquilo.

Verdaderamente, quiero expresarles mi respeto y admiración, por la tarea tan importante que realizan al mantenernos actualizados en cada tema de la vida diaria, por su dedicación, esfuerzo y valor, muchas gracias.

Ahora bien, a qué va todo esto; esta mañana escuchando las noticias por la radio, me llamo particularmente la atención una noticia acerca de una jovencita que fue asesinada en Guerrero, que, con ella, suman ya tres los feminicidios a menores en el transcurso de unas semanas.

Por supuesto que la noticia per se causó un tremendo impacto en mi vida, al pensar en el dolor que a consecuencia de tal acto, queda en el corazón de los padres, así como de familiares, amigos y por supuesto de la sociedad entera. Soy padre de tres hermosas hijas y abuelo de una hermosa pequeñita y un maravilloso varoncito, créanme, no me es difícil condolerme junto con los familiares de las menores, por el contrario, les expreso mi más sincero lamento por lo ocurrido y le pido a Dios consuelo profundo para sus vidas.

Pero en mi corazón queda un asunto más que quisiera compartirles, pues son precisamente ocasiones como esta, las que deben, no solo unirnos como sociedad en el dolor e indignación por tales actos inmisericordes, sino alertarnos en cuanto a la calidad de sociedad en la que nos estamos convirtiendo, una sociedad de antivalores, sin culpa, sin conciencia del mal, que se goza de la injusticia y desprecia la verdad.

Me pregunto ahora: ¿Realmente es en lo que deseamos convertirnos como individuos y como sociedad? Personalmente creo y espero que no.

Pero recuerdan aquel dicho que dice: “Una manzana podrida es capaz de echar a perder a las demás.”. Esto nos deja en una posición como sociedad determinante, o cortamos de raíz el mal que nos aqueja o nos sentamos todos a esperar nuestro fin como sociedad libre, que tiene la capacidad de determinar su rumbo.

Jesucristo dijo: “La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se las doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”.

La incertidumbre del rumbo de nuestra vida provoca en cada uno de nosotros desconcierto e inclusive temor, de donde entonces el descontrol, nos hace presa y subyuga la tranquilidad de nuestras vidas. Pero la verdadera paz nos permite ver con esperanza hacia delante, desear ser mejores, contener el mal y buscar el bien común; dejar que el amor verdadero recobre su lugar en nuestras vidas.

“Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por ser bueno. Sólo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar.”. Clive Staples Lewis. Escritor británico.

De manera que, no vamos a darnos por vencidos, ni como individuos ni como sociedad, no podemos permitir que aquellos que procuran robar la estabilidad y paz de nuestros corazones lo consigan, es necesario sí, levantar nuestra voz, pero no sólo como un lamento, ni siquiera como un mero reclamo o queja, debemos exigir como ciudadanos libres y con derechos el resguardo de nuestras autoridades y gobiernos, pero también tomar conciencia de los valores y los asuntos que hemos cedido por desinterés y descuido, cuidarnos unos a los otros, amarnos con desinterés, respetarnos y valorar quienes somos y fortalecernos unos a otros con bondad  e interés verdadero, a la luz de la verdad y el sosiego.

No podemos y no debemos actuar sin razón y ausencia de acuerdo, no permitamos que el dolor nos haga presa del rencor. La justicia debe actuar a consecuencia del bien y no del mal.

“El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad.”. Albert Einstein

Que la paz de Dios gobierne nuestros corazones. Es posible luchar sin caer en la agresión, sin perder la razón sin ser presa del dolor y el descontrol. Nos duele mucho, pero la justicia no será satisfecha con más dolor y descontrol.

Que el amor verdadero sane toda herida y nos permita ver con claridad el rumbo a seguir como sociedad. Sembremos valores verdaderos para cosechar valores verdaderos.

Con todo cariño y respeto por aquellos que han sufrido en manos de la ignorancia y la maldad.

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