viernes, marzo 29, 2024
Opinión

¿Cómo actuar frente a las enfermedades?

Aarón Dávila. 

Tengo algunos días encontrando en publicaciones en las redes sociales y en forma personal en diferentes lugares, a amigos y conocidos que han tenido la confianza de acercarse a un servidor, para contarme la grave situación por la que atraviesan, debido a una enfermedad o patología que en forma crónica o terminal se les presenta y la manera en que esta ha influenciado o afectado todo su entorno de vida, no sólo en lo físico, sino evidentemente en la parte anímica, familiar y espiritual y por su puesto la económica.

Dicen que no existe dolor más fuerte que el suyo propio y es verdad, desgraciadamente cuando se trata del dolor ajeno, tan solo podemos imaginarnos el dolor que sufren o padecen los demás y aunque en ocasiones, tan sólo por solidaridad o por cariño o como una forma de demostrar nuestro interés, nos esforzamos por hacer o decir cosas que de alguna manera dejen ver a la persona que sufre el dolor o la enfermedad, el interés nuestro por compartir sus sentimientos en torno al mal que le aqueja, la realidad es que no podemos hacerlo y tampoco podremos, como muchos quisiéramos, tomar el lugar de nuestros seres queridos para aliviar su dolor. Lo que si podemos hacer, es actuar con amor, no con lastima, con amor de forma que podamos reflejar un verdadero interés por apoyar a la persona que está padeciendo con actitudes de compromiso moral, espiritual y claro cuando las circunstancias así lo permiten aun en lo económico.

Existen muchas enfermedades que pueden evitarse conscientemente y otras lo más que lograremos hacer es enfrentarlas en su debido tiempo para aminorar el efecto de estas. Por ejemplo; enfermedades como la diabetes o el colesterol o los triglicéridos, en la mayoría de los casos, no en todos, aclaro, pueden evitarse o aminorar el efecto agresivo de estas en el organismo, por ejemplo evitando la obesidad. La obesidad, es uno de los grandes males de este siglo, en México por ejemplo, los índices de obesidad han crecido en forma exorbitante, existen 6 tipos reconocidos oficialmente de obesidad. Obesidad por los alimentos que es la más común debido al exceso en la ingesta de alimentos y azúcar. La obesidad del estómago nervioso; causada por la ansiedad, estrés y depresión. Obesidad por gluten, principalmente presentada en las mujeres y en etapas de la adolescencia, la menopausia y cuando se presenta algún desequilibrio hormonal.  Obesidad metabólica aterógenica, asociada por ejemplo con el consumo excesivo del alcohol, azucares y grasas en exceso. Obesidad hereditaria, es la obesidad hereditaria genética predominante. Obesidad por inactividad.

Es importante reaccionar ante lo que podemos evitar, en el afán de no ser afectados por enfermedades que podemos inteligentemente evitar.

Existen por otro lado, enfermedades que por herencia o por genética, tendremos que enfrentar o padecer mejor dicho padecer y enfrentar. En algunos casos sin importar cuanto nos cuidemos o que hagamos para evitarlo, pero sin importar cuál sea el mal que nos aqueje, no podemos de ninguna manera solo dejarnos caer sin hacer frente a la enfermedad.

Maite Nicuesa Guelbenzu Doctora en Filosofía. En su artículo publicado en la revista electrónica de salud y bienestar Web consultas, comenta acerca de cómo debe ser la actitud de la persona que sufre de alguna enfermedad crónica o en fases terminales.

El estado de ánimo puede ser un paso importante en la recuperación de cualquier patología. Oponer resistencia y negar la realidad sólo te hará sufrir más. Te damos consejos para afrontarlo con positividad.

“En primer lugar, parando tu mente. Es decir, centrando toda tu atención en el momento presente. Uno de los mayores peligros a nivel emocional es adelantarte a los acontecimientos. En esencia, nadie puede saber qué pasará mañana. Por ello, en el momento en que algo te angustie o te preocupe, busca una ocupación que requiera toda tu atención. Por ejemplo, puedes escribir una carta para un amigo al que no ves hace tiempo, preparar una receta de cocina para sorprender a tu pareja, leer un buen libro, elaborar la lista de la compra, llamar por teléfono a un amigo… En la línea de esta cuestión, un estudio elaborado recientemente ha mostrado que la emoción de ver un partido de fútbol resulta terapéutica para algunos enfermos de cáncer. Se trata de buscar planes que te ayuden a salir de ti mismo y romper con el diálogo interior destructivo que surge cuando alguien reduce toda su vida a la enfermedad. Es posible seguir disfrutando de pequeños placeres más allá de la debilidad física.

Uno de los mayores sufrimientos de cualquier enfermo es la desorientación que vive a nivel emocional, ya que la enfermedad representa la lucha contra lo desconocido. Es habitual que muchos enfermos de cáncer se pregunten en algún momento: “¿por qué me tuvo que pasar a mí?” Para compensar dicha desorientación, lo adecuado es que tomes la iniciativa a la hora de consultar con tu médico cualquier duda que puedas tener. Piensa en las preguntas que te gustaría hacerle, anótalas en un papel para que no se te olviden, y así aprovecharás mucho mejor el tiempo cuando estés en la consulta.

Consulta internet sobre salud Hoy día, con la llegada de las nuevas tecnologías, muchas personas consultan Internet para abordar temas de salud en vez de ir al médico. Conviene tener en cuenta que en la red es posible acceder a webs de calidad. Sin embargo, existen muchas páginas que no son serias, ni fiables. Son aquellas en las que puedes ver faltas de ortografía, un exceso de publicidad desmedida y una mala presentación. Por tanto, tómate la salud muy en serio y resuelve tus dudas con el especialista o visitando páginas fiables, con sellos de calidad contrastados como los que puedes ver en la parte inferior de nuestra web. También puedes aprovechar la red para contactar con asociaciones de pacientes donde se desdramatice la enfermedad y te aporten información de primera mano.

Seguro que en tu entorno conoces personas que han superado con éxito una enfermedad. Fíjate en los casos positivos, centra la atención únicamente en ellos. Olvídate de las situaciones que terminaron de una forma dramática. Cultiva la esperanza en tu día a día aprendiendo a observar únicamente lo bueno, el ejemplo de aquellas personas que pueden contagiarte con su entusiasmo, su capacidad de superación personal y su valentía. Ten un criterio selectivo para potenciar dicha actitud vital: apaga la televisión ante noticias trágicas, no acudas al cine para ver un drama sino para disfrutar de una comedia, queda con los amigos para hablar de temas divertidos, escucha música alegre que te dé vitalidad…

Aléjate de personas que son negativas y que te roban energía. Por el contrario, haz planes con personas optimistas. No te quedes encerrado en ti mismo. El aislamiento no es bueno a nivel emocional, déjate acompañar. Pero lo adecuado es encontrar el equilibrio, también tienes que tener tu propio espacio. En este sentido, formar parte de una asociación de afectados por la enfermedad puede ser un punto de apoyo para compartir impresiones con personas que han vivido un mismo proceso. Del mismo modo, siéntete libre a la hora de marcar límite a las visitas a través del siguiente mensaje: “Necesito estar solo”.

Escribe un diario La escritura ayuda mucho a exteriorizar el sufrimiento. Para ello, puedes escribir en un diario cómo te sientes, qué emociones predominan en ti, cuáles son tus miedos, qué recursos tienes para vivir mejor… En la conclusión de cada página de tu diario intenta finalizar siempre con un mensaje positivo. Para ello, refleja por escrito cuál ha sido para ti, el mejor momento del día o algo de lo que te sientas orgulloso. También puedes crear un blog personal sobre un tema que te guste para estar ocupado. Por otra parte, si necesitas desahogarte, no olvides que puedes buscar ayuda espiritual y compartir el testimonio de tu vida con otros.

La risa es una auténtica medicina para el alma humana. Por ello, disfruta del arte de reír a través de un curso de riso terapia, gracias al cual podrás tener una experiencia diferente, relajarte, potenciar tus emociones agradables, conocer gente interesante, tener un plan positivo en tu rutina…

En caso de que lo necesites, puedes contar con la ayuda de un psicólogo para exteriorizar los sentimientos y tener un punto de apoyo. En algunos casos, el coaching también puede ser una herramienta eficaz. Por supuesto, la fe también es una gran aliada en la enfermedad para todas las personas que son creyentes. En definitiva, cultiva tu mente y tu espiritualidad en base a tus valores.

Celebra cada pequeña mejoría y comparte tus sentimientos celebra cada pequeña mejoría que vas teniendo: prémiate porque te lo mereces. Para ello, puedes hacerte un regalo a ti mismo: comprarte algo que te guste mucho o hacer un plan con el que de verdad disfrutes. No seas exigente contigo mismo, sé flexible. Aprende a tratarte exactamente como tratarías a tu mejor amigo, a quien aprecias, respetas y valoras de verdad. Aprende a decirte frases bonitas. Cuando tengas miedo, interioriza el siguiente mensaje: “Todo irá bien”. De hecho, puedes escribir este mensaje en un folio y colgarlo a modo de cuadro en la puerta de tu habitación.

Comparte tus sentimientos con alguien de confianza. No te guardes todo para ti. Tienes que desahogarte porque el consuelo es un remedio de la tristeza. Del mismo modo, el placer también es adecuado para reducir el malestar emocional: por ello, descansa, disfruta de un baño relajante, respira profundamente el aire puro, saborea la buena gastronomía de la Dieta Mediterránea, sorpréndete de la maravilla de un atardecer, dale un abrazo a alguien que quieres… Tú te conoces mejor que nadie, es decir, tú sabes de verdad qué cosas te hacen sentir bien.

Por otra parte, el modo de vestir también influye mucho en el estado de ánimo. Por ello, huye de los colores oscuros en tu armario, para dar paso a la alegría del color rojo, azul o verde y sentirte bien al mirarte en el espejo. No renuncies a la belleza: échate unas gotas de perfume, ve a la peluquería de forma regular, disfruta de un buen masaje…”

En todos los casos ser positivos y vivir con esperanza y con fe ayuda a enfrentar de la mejor manera las enfermedades.

Es pues la fe, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve.

Las enfermedades no deben enfrentarse solas, es en estos momentos, cuando, como familia debemos enfrentar la enfermedad, porque la familia, es el bastión de resistencia contra el desánimo y es en la familia donde encontraremos unidos y como uno solo, la esperanza y el ánimo de seguir adelante.

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