viernes, abril 19, 2024
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¿Cómo reaccionar ante la desilusión?

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*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

La desilusión es una fractura del corazón, pero representa más que nada, un pacto ignorado o quebrantado. Un total abandono a consecuencia de la ausencia de lealtad, interés, amor y probablemente acción de la moral.

Produce una profunda fragilidad emocional, desconcierto y temor a consecuencia de no obtener aquello que anhelábamos o deseábamos.

Martin Luther King, Jr., en cierta ocasión dijo lo siguiente: “Debemos aceptar finitas desilusiones, pero nunca perder la esperanza infinita”.

De manera que, efectivamente, no estamos exentos de ser golpeados por la desilusión en diferentes momentos de la vida, pero siempre estará presente la esperanza y la esperanza es uno de los más poderosos recursos de la fe, de donde resulta aquella famosa frase que dice que la esperanza muere al último.

Es decir, así como María la hermana de Lázaro, a pesar de lo que los demás piensen, la opción que siempre estará presente y nunca nos desilusionará es la fe en Jesús, el autor y consumador de la fe.

“Si estamos tranquilos y preparados, deberíamos poder encontrar una compensación en cada desilusión”. (Henry David Thoreau).

Una desilusión siempre puede ser el comienzo de una nueva ilusión, debemos ser siempre positivos en la vida.

Por esto mismo, algo que recomiendo constantemente tratándose de expectativas, es no crearlas ni muy lejanas, ni muy altas. 

Mantener un plano objetivo de acción y medición, amplía la posibilidad de acertar y mantener un estado positivo y de buen estado anímico y mental.

Cada desilusión es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad de mejorar y crecer emocionalmente.

Ponemos el corazón en las cosas que amamos. En ocasiones, aquello que decidimos amar o a quién decidimos amar, resulta que no encaja con el resto de los planes que originalmente propusimos o parece no hacerlo, el problema es que no damos el tiempo necesario para lograr madurar lo que deseamos ver. 

Para que las cosas tomen el lugar que les corresponde y esto nos agota, no nos permite ver con claridad el final de la historia y más que nada, la realidad es que no tuvimos la inteligencia de esperar pacientes el acierto anhelado. 

Toda crisis, todo tropiezo, cada asunto de nuestra vida, hallará acomodo y su camino correcto si y sólo sí, debe de ser, de lo contrario, simplemente llegará el momento en que no cabrá en ningún lado y de ninguna forma.

¿Debe esto derrotarnos? Por su puesto que no, el camino que Dios ha trazado para nosotros es eterno y verdadero. Mantengamos pacientes el camino de la fe y lo que deba ser, lo que deba resolverse será y se resolverá en el momento correcto, lo que no, simplemente no será.

No permitas que la desilusión socave tu vida y tu deseo por seguir, por el contrario, encuentra en ese momento una oportunidad de cambiar el rumbo de tu vida y dejar que Jesús cambie las probabilidades y vuelva la crisis y el dolor en victoria verdadera.

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