viernes, marzo 29, 2024
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Inseguridad nos duele más que economía

*Melchor García*

Foto: Especial.

Datos de la encuesta de percepción de la inseguridad en México advierten que 7 de cada 10 mexicanos se sienten inseguro en las calles, y este mismo porcentaje dice no confiar en los cuerpos de seguridad, así lo destacó Abraham Osorio Ballesteros, doctor en investigación y ciencias sociales  de la UAEMéx, al advertir que este panorama es el reflejo de que la inseguridad ha superado la economía en su capacidad para generar inestabilidad en el país.

De acuerdo con el especialista, estos dos apartados, inseguridad y economía, van de la mano cuando se trata de los principales reclamos de la sociedad a sus gobernantes, por lo cual deben ser atendidos en estrategias coordinadas, pues uno deriva y repercute en el otro; sin embargo, reconoció que para las familias la delincuencia debe ser el principal problema en atenderse.

Destacó que en el tema económico se generan estrategias dentro de los núcleos familiares para paliar las alzas  y salir al día, pero el tema de la inseguridad supera la posibilidad de protección que reclama la sociedad.

“La señora evidentemente está pensando cuánto cuesta el chile, el tomate, pero también está pensando que su hijo no tenga un contacto con las drogas  o un narcotraficante, ambas van de la mano; sin embargo, en la actualidad muchas personas les preocupa más el tema de la inseguridad” afirmó.

Las políticas orientadas  hacia la atención de la violencia o la inseguridad, dijo,  deben partir de una  postura más amplia incentivando la estabilidad económica pero reforzando la seguridad, en todos los espacios en donde la autoridad ha sido rebasada y la percepción de la inseguridad supera las actividades diarias.

“Hay espacios donde pareciera ser que las autoridades ya son otro conjunto de individuos, en estos contextos evidentemente el estado y el gobierno no puede hacer otra cosa más que usar la fuerza pública” dijo.

Refirió que lo más importante  es reforzar  aspectos  de carácter  social, en donde las autoridades generen políticas orientadas al empleo y la educación, evitando políticas “salvadoras del momento”, pero generar sinergias a largo plazo que vayan generando posibilidades de desarrollo.

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