jueves, abril 25, 2024
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Javier Duarte: Sí merezco abundancia… pero judicial

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*Luis Durán*

Sabemos que el sistema judicial mexicano está lejos, muy lejos, pero muy lejos, de ser perfecto, y para muestra el caso del queridísimo exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, que ha sido sentenciado a 9 años de prisión, de los cuales ya lleva un año y medio, por únicamente haber desviado alrededor de 60 mil millones de pesos -merecíamos abundancia, diría Karime Macías-.

Esta semana, la Procuraduría General de la República (PGR) dictaminó sentencia a Duarte de Ochoa, quien fuera acusado por los delitos de enriquecimiento ilícito, peculado, incumplimiento del deber legal y delincuencia organizada, aunque éste último fue retirado por “falta de pruebas”, por lo que pasará 9 años en la cárcel.

‘Paciencia, prudencia verbal, contingencia, dominio de ciencia, presencia o ausencia, según conveniencia’ fueron las sabias palabras que expresó el exgobernador cuando comparecía ante los tribunales de Guatemala, donde fue detenido tras explotar la bomba de acusaciones en su contra por lavado de dinero y desvío del erario.

Javier Duarte, de acuerdo con datos del Universal, utilizó a la Secretaría de Educación, de Seguridad Pública y la de Agricultura y Desarrollo Social para desviar recursos públicos; asimismo, personajes como José Juan Janeiro Rodríguez, Alfonso Ortega López y Moisés Mansur Cysneiros, fungieron como prestanombres del extitular de Veracruz por parte del PRI.

A Duarte se le confiscaron cerca de 41 inmuebles, con un valor estimado de 600 millones de pesos, entre los que destacan 21 parcelas en Campeche, entre 15 y 45 hectáreas, 2 departamentos en Polanco, un rancho de Valle de Bravo, 3 departamentos y un “ranchito” (25 habitaciones y helipuerto) en Veracruz, 4 en Guerrero, con un valor de 1.5 millones de dólares cada uno, 3 en Santa Fe, uno más en Lomas de Chapultepec, cuatro terrenos en Cancún; además de obras de arte pertenecientes a Botero, Miró, Siqueiros y Tamayo.

Sin embargo, y por irónico que parezca, la PRG aseguró que Javier Duarte sólo desfalcó al gobierno estatal por la mínima cantidad de mil 650 millones de pesos, condonándole casi 58 mil millones de pesos que señaló la Auditoría Superior de la Federación; no obstante, se omitió la orden de aprensión de Karime Macías, esposa de Duarte, y quien vive libre y humildemente en Londres, pese a ser señalada por Antonio Tarek Abdalá Saad, extesorero durante su gobierno, como la actriz intelectual del destino del dinero.

Empero, la procuraduría nacional señaló que ninguno de los prestanombres se encuentra bajo proceso penal, sólo Duarte de Ochoa, y que podrá quedarse con un inmueble en Aguascalientes, como ‘casa de retiro’, una lancha italiana valuada en 790 mil dólares, tres condominios en Nueva York -para dominguear, entiéndalo- y joyas que oscilan entre los 600 mil dólares, adquiridas por sus compinches.

Pese a todo, y una de las acusaciones que más estigmatizaran al priista, fue el haber cambiado el medicamento para niños con cáncer por agua; de acuerdo con Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador actual de Veracruz, nuestro queridísimo exgober utilizó a la Secretaría de Salud estatal para dar bolsas con agua diluida en lugar de los químicos necesarios para las quimioterapias de infantes enfermos y, también, se localizaron bodegas con medicina caducada, desconociendo si se compró así o se dejó que éstas expiraran.

Incluso teniendo el panorama completo, a la justicia mexicana le pareció justo que este sujeto cumpliera una condena de 9 años, puesto que se declaró culpable, y que, según sus abogados, podría reducirse a la mitad; además de la ridícula multa de 58 mil pesos -aunque usted no lo crea-, y con Karime Macías sin orden de extradición, pese a contar con una orden de aprehensión por desviar más de 100 millones de pesos del DIF estatal.

El caso de Duarte y su bella dama es el claro ejemplo que las instancias encargadas de brindar justicia en el país están sobre pasadas por procesos jurídicos, con uno de los índices de impunidad más altos de todo Latinoamérica, leyes que amparan a los ricos y un nulo pensamiento crítico de lo que significa ser justo.

Es totalmente ridículo que un asaltante del transporte público sea condenado a 10 años de prisión, sin derecho a afianza, y un seudo político, que robó más de 60 mil millones de pesos al estado y timó a niños enfermos, pase menos de 9 años en la cárcel; qué nos falta, que Sergio Mayer presida la comisión de Cultura en la Cámara de Diputados… espera, eso es real y pasará. -Por cierto, el exgaribaldi tuvo la tremenda osadía de decir que no necesita ser Sócrates para presidir colosal responsabilidad; por favor que alguien le aviente un libro al tremendo ignorante-

México atraviesa por uno de los momentos más delicados en cuanto inseguridad y violencia, aunando a un sistema jurídico que sólo garantiza justicia para los que puedan comprarla; demostrando, nuevamente, por qué está lejos de ser un país primermundista, pese a contar con los recursos económicos y la cultura (tradición) para serlo.

Exijamos más al Poder Judicial como ciudadanía, la justicia no tiene porque ser de unos cuantos, sino de todos, y accesible a quien la necesite, donde el homicida, violador y asaltante sean juzgados por igual al que roba millones de pesos a la nación; pongamos fin a aquellos que pretenden estar por encima de nuestras leyes y no mostrar respeto alguno por la civilidad de los mexicanos.

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