jueves, marzo 28, 2024
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Los ecos del 68, jóvenes deben buscar nuevos derroteros

*Melchor García*

Foto: Especial.

El movimiento de 1968 debe considerarse el inicio de una transición política que culmina con la elección del pasado 1° de julio, 50 años de luchas y reivindicaciones que partieron con una chispa de jóvenes que desean cambiar el mundo desde utopías, sueños e ideales.

Así lo relata para Diario Evolución Leobardo Ruíz Alanís, profesor-investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx, joven que en ese entonces vivió los cambios y transformaciones de la llamada generación dorada de los sesenta, una juventud ilusionada que le tocó despertar de golpe con la matanza de la plaza Tlatelolco.

“Fue un alto, fue un golpe sangriento como para que los estudiantes vieran de lo que era capaz el gobierno y entonces se paró ya todo el movimiento porque el siguiente paso ya no se podía dar, la masacre total fue una marca total que los estudiantes ya no pudieron responder”, compartió.

Un sueño que se convirtió en pesadilla y que llevó la generosidad de los estudiantes hacia la violencia del estado; sin embargo, reconoce que la frustración y desconcierto puede verse hoy capitalizado con éxito, pues las banderas que enarbolaron los jóvenes son exitosas, desde una mayor democracia, apertura de los medios de comunicación y crítica social desde todos los sectores.

“¿Qué se quería en el 68?, pues una pluralidad democrática, se quería derogar un artículo de disolución social, según el cual no se podía pensar diferente a la doctrina oficial del PRI o gobierno; libertad de la prensa, libertades democráticas, elecciones justas una serie de libertades que unos decían de carácter burgués, eso ya lo tenemos y eso ya se consolidó con la elección pasada”, afirmó.

Indicó que los efectos del 68 en la Universidad Autónoma Del Estado de México comenzaron a sentirse hasta la década de los setenta, con la huelga de trabajadores y estudiantes que lograron una mayor pluralidad un nuevo esquema de consejo universitario; sin embargo, el mayor aporte es el legado ético para las generaciones de jóvenes de todos los tiempos por venir.

“Si hay un legado después de todo, y el legado es que es necesario todavía que en este país la población digamos tome en sus manos la política, porque si seguimos dejando la política en manos del gobierno por eso vemos tanta corrupción”, concluyó.

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