jueves, marzo 28, 2024
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Manantiales de Temoaya y Xonacatlán, atractivos para quienes no vacacionaron

*José Ángel Gutiérrez*

La localidad de San Lorencito, con su río y truchas, recibe visitas en lo recóndito de la serranía, mientras que San Pedro, con su bosque y piscina de grandes dimensiones, ofrece otro espacio para personas de escasos de recursos o bien para quienes no salieron del estado. Foto: José Ángel Gutiérrez.

Parajes con manantiales ubicados en los municipios de Temoaya y Xonacatlán son una alternativa en estas vacaciones, especialmente para habitantes del Valle de Toluca, quienes, ante la imposibilidad de viajar fuera del estado, disfrutan estos espacios de aguas cristalinas.

Uno de los sitios es conocido como Los Tepozanes, en la localidad de San Lorencito, perteneciente a San Pedro Arriba primera sección, en territorio temoayense, donde el río de agua clara y los sitios de venta de trucha atraen a muchos visitantes.

El sitio, ubicado en lo recóndito de la serranía temoayense, es poco conocido por los mexiquenses, aunque ello no evita que reciba visitas en todo el año, con grupos de ciclistas de montaña incluidos.

La zona de Los Tepozanes cuenta con un manantial en la parte alta de la montaña, donde, tras una breve escalinata a pie, es posible observar el nacimiento del agua, junto a un par de cabañas que suelen rentase a los visitantes que gustan de dormir entre la naturaleza.

En la parte baja de las cabañas hay un restaurante de trucha, con un criadero contiguo que permite al visitante elegir su platillo, en mesas postradas a la orilla del río que cruza al costado, donde chicos y grandes se bañan mientras está lista la trucha de su elección.

Este lugar cuenta con más establecimientos de comida, así como área de estacionamiento, con la posibilidad de disfrutar del río, que a lo largo del acceso en descenso otorga no sólo una vista agradable, sino un espacio a los “valientes” para entrar al agua fría.

Otro visitado es Barrio San Pedro, delegación San Miguel Mimiapan, territorio xonacatlense, cuya piscina central situada frente a una capilla resulta un buen lugar para degustar de la naturaleza, a través de la zona boscosa y del agua emergida del manantial.

La piscina tiene un centro empastado, con árboles y bancas, todo rodeado por una guarnición de concreto y unos escalones, que brindan acceso al agua para deleite, no sólo de los niños, sino también de los adultos.

Al costado es posible apreciar el manantial, un espacio cercado para evitar daños por parte de los visitantes, aunque con un pasillo enmallado por donde se puede apreciar el nacimiento del agua de montaña, con algunas truchas como parte de los moradores discretos.

En este lugar también se ubica un restaurante, donde los propietarios preparan trucha al gusto y platillos variados. Alrededor de la piscina, hay tienditas y puestos de comida para completar la visita y recargar energías.

Visitantes de escasos recursos o, bien, quienes se vieron imposibilitados de salir del Estado de México son principalmente quienes visitan estos sitios; quizá poco conocidos al exterior, porque no tienen connotación turística, pero sí son un espacio donde la naturaleza muestra su lado atractivo.

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