martes, abril 23, 2024
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¿MANCERA SE ADUEÑÓ DEL PRD?

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Por Raúl Río Valle

FOTO: proceso.com.mx
FOTO: proceso.com.mx

Miguel Ángel Mancera no es de izquierda, ni siquiera tiene antecedentes de ser progresista o haber participado en las lides democráticas. Fue tardío participante del equipo que venían cultivando en el Distrito Federal Manuel Camacho y Marcelo Ebrard desde los años ochentas, en su etapa de priístas salinistas.

Ese grupo creció a la sombra de Ebrard, cuando fue integrado por López Obrador a su gabinete durante su exitosa gestión en la Ciudad de México. Y que cuando, en el otoño de 2011, la candidatura del PRD a la presidencia de la República entre AMLO y Marcelo, se decidió a favor del primero, Marcelo optó por Mancera como su sucesor. Lo cual, seguramente, ha tenido tiempo para lamentar desde su exilio.

Mancera llegó con el 63% de la votación, producto del trabajo previo de los gobiernos progresistas de Cárdenas, López Obrador y Marcelo, que consolidaron a la Ciudad de México como la región más progresista y de izquierda en todo el país. Nunca un candidato progresista tuvo un apoyo tan grande, nunca un gobernante surgido del progresismo dilapidó su capital político por un error garrafal: Alinearse por la derecha con Peña Nieto y el PRI.

A Mancera desde antes de que tomara posesión del gobierno lo sentaron con Peña, sin mucha resistencia por el ADN tricolor que corre por sus venas. Apoyó el Pacto por México cuando compró la baratija que le vendieron por Reforma Política para el DF. Se vio como héroe y resultó villano. Pensó que metería gol y, como dijo el clásico, resultó un tiritito. Entregó oro y le devolvieron espejos sin brillo.

La última acción de gobierno de Ebrard fue primera de Mancera, realizada el 1ro de enero de 2012, en perfecta coordinación con el entrante gobierno federal de Peña Nieto. Desde el primer día Peña Nieto le arrebató su autonomía a la Ciudad de México e hizo pedazos su soberanía política, tan celosamente construida durante quince años por sus antecesores.

Desde el 1ro de diciembre de 2012 Peña y Mancera pusieron el sello distintivo de la casa, reprimiendo a sangre y fuego todo movimiento social disidente. Los dos hermanaron su ascenso al poder, los dos han caído en el descredito total por el abrumador rechazo a su forma de gobernar y el repudió a sus políticas públicas.

Mancera ha mantenido una enferma cercanía con Peña y cultivó una malsana lejanía con el PRD, el partido que lo llevó al poder. Creyó poder ser candidato sin partido en el 2018. Y hoy que su política es aceptada solamente por el 17% de los todavía defeños, parece que tomó por asalto el PRD, comprando su franquicia.

Mancera tiene el control absoluto de la administración pública del Gobierno del DF, de la Asamblea Legislativa, del PRD del DF y ahora del PRD nacional. Algo que nunca tuvieron ni Cárdenas, ni AMLO, ni Marcelo. Mancera tiene el control absoluto con el poder de su firma, siguiendo la máxima de Carlos Hank de que “en política todo lo que se pueda comprar resulta barato”.

Pero, contradictoriamente, hoy que Mancera, los Chuchos y las otras tribus tienen todo el PRD para ellos solitos, resulta que no tienen nada. El PRD perdió el registro en 4 estados por no obtener ni el 3% de la votación, está en bancarrota política en otras 13 entidades, además de que la encuesta de El Universal lo ubica con el 6% de la intención de voto nacional. Y Mancera no canta mal las rancheras, el mismo periódico lo ubica con el 6% como posible candidato “independiente”. Mancera y el PRD se están hundiendo y a punto de tocar fondo.

Ese 6% de Mancera como posible candidato “independiente” en realidad ha quemado sus aspiraciones presidenciales, tanto, que hasta Fox se da tiempo de vilipendiarlo: “Es un tipo sin pasión, sin fuerzas. Es un líder mediocre”. Quien sin embargo se resiste a morir. Por eso en el último suspiro político decidió comprar al agónico PRD, para mantener encendida la veladora de su aspiración.

El problema es que si bien con los líderes del PRD, Mancera coincidió en apoyar el Pacto por México, ahora los amarillos tienen diferencias sobre con quién hacer alianza para la elección de gobernador en el Estado de México en 2017 y con quién aliarse por la presidencia de la República en 2018. Saben bien que por ellos mismos no lograrán nada.

Para el Estado de México en 2017 donde Alternativa Democrática Nacional de Héctor Bautista controla al PRD por más de las dos terceras, y si cambian sus dirigencias municipales en las próximas semanas ese margen se ampliará… hay altas probabilidades de que el PRD juegue a favor de… un candidato interno. A contrapelo de la propuesta de Nueva Izquierda que quiere alianza con el PAN, pero sin fuerza interna para realizarla.

Es muy probable que la propuesta de Héctor Bautista de jugar con un interno sea apoyada por Mancera y Alejandra Barrales, a quienes no les interesa fortalecer la alianza del PRD con el PAN para 2018. Barrales trabaja para que Mancera sea candidato del PRD para el 2018. Y para que ella misma sea la candidata del PRD en la Ciudad de México. Pero esa es otra jugada.

En agosto de 2017, Bautista y ADN tal vez puedan definir si el próximo presidente nacional del PRD lo integran en alianza con Mancera o en alianza con los Chuchos. Si es con Mancera, este será candidato del PRD; si es con los Chuchos habrá alianza PAN-PRD para la elección presidencial 2018.

Todo dependerá de si el presidenciable del PRI se observa competitivo, entonces la jugada sería con Mancera como candidato del PRD. Si el prospecto del PRI no  resultara competitivo, entonces la alianza PAN-PRD será realidad para el 2018.

 

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