miércoles, abril 24, 2024
Opinión

Nunca se aparten de ti: Misericordia y verdad

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*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

“Pues ¿sobre qué puedo esperar, o en quien debo confiar, sino solamente en la gran misericordia de Dios y en la esperanza de la gracia celestial? Pues, aunque esté cercado de hombres buenos, o de hermanos devotos, o de amigos fieles, o de libros santos o tratados lindos, o de cantos suaves e himnos, todo aprovecha poco y tiene poco sabor, cuando soy desamparado de la gracia, y dejado en mi propia pobreza. Entonces no hay mejor remedio que la paciencia, y negándome a mí mismo, ponerme en la voluntad de Dios.” Tomás de Kempis.

El rey Salomón expone allá en el libro de los proverbios, dos valores que en la actualidad parecen caducos, aunque, definitivamente no lo son y no lo están.

La misericordia es un valor que nace de la compasión, pero conlleva súplica y necesidad de perdón y la verdad, es uno que nos ayuda a vivir en paz.

La misericordia evoca a la justicia, de donde busca motivar y hacer reaccionar a la humanidad para acceder a la buena voluntad y a la búsqueda del bien común.

Los actos misericordes son aquellos que, sin importar la posición, el color, el estado o el tamaño, nos hace volver el rostro y tener empatía con las necesidades de los demás, además de hacernos llegar a los principios mismos de Dios.

MISERICORDIA. La palabra misericordia viene del latín misericordia formado de miser (miserable, desdichado), cor, cordis (corazón) y el sufijo -ia. Esta palabra se refiere a la capacidad de sentir la desdicha de los demás.

Mire que interesante por que este es un valor que además de buscar el bien común nos hace reaccionar entorno a los problemas de aquellos que están alrededor de nuestras vidas.

Es decir; la misericordia nos mueve y nos hace reaccionar intencionalmente a favor de la justicia y la justicia nos lleva sin escalas a una vida bajo la influencia de la verdad. La verdad inmediatamente nos permite caminar bajo la influencia de la luz.

Claramente, al alcance de todo aquel que guste vivir sin ataduras, sin temores, sin mentiras, sin engaños ni egoísmo, sujetos a los actos que indefectiblemente nos conducen con rectitud.

Que maravilloso, decir: la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron, encontraron la forma de aliarse para darnos a nosotros los terrestres la oportunidad de vivir tranquilos y recordar que no son más los que viven en paz que los que aun la buscan.

Misericordia por verdad, justicia con paz.

“La luz es la verdad, la libertad, que nos desliga de cualquier atadura fuere de la índole que fuere, de supersticiones o fanatismo alguno.”

Del libro “La Hermandad de Doña Blanca” Ibiza Melián.

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