martes, abril 16, 2024
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Se tú mismo, original es mejor

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*Aarón Dávila*

Foto: Especial.

Hablando de hábitos, evitar que los malos hábitos nos definan como personas es prioritario. 

¿Qué esperas que los demás perciban de tu vida? ¿Qué sensación te gustaría dejar a tu paso por algún lugar?

En el arte culinario, por ejemplo, tanto los sabores cómo los colores importan, cada uno aportará al platillo final el placer y sensación necesarios para definir una gran experiencia al saborear o degustar los alimentos. 

Si tan sólo buscará combinar sabores o colores haciendo a un lado las sensaciones y experiencia basada en la prueba de tantos alimentos diferentes o en la experiencia previa de todo lo que has podido degustar en tu vida, seguramente el resultado final al preparar un platillo sería simple e insípido o tan sólo sin particular atractivo.

Sería valido entonces hasta este punto, hacer un símil con nuestra vida. 

El pensamiento, la necesidad, la experiencia, el deseo o el anhelo, las circunstancias e inclusive la manera de resolver o vivir lo que el día a día trae a nosotros, será particularmente definido por el destino al que deseamos o quisiéramos llegar.

“El primer paso que das, no te llevará a tu destino final, pero si te sacará de donde estas” 

En la vida habrá cosas que aprendamos, otras, simplemente las recibiremos, es decir; no todo implica un esfuerzo dedicado, tan sólo, como los valores mismos, replicar lo aprendido desde la infancia, siempre podremos confiar en lo que nos forma como individuos. 

A diferencia de los valores entonces, los hábitos se adquieren con base a actos o acciones repetitivas que inclusive, en determinado momento dejan de ser perceptibles a nosotros mismos, simplemente llega el momento en que los realizamos ya sin darnos cuenta, en forma totalmente mecánica y aclaro, esto no es siempre lo mejor ya que hablando de hábitos, particularmente debemos tener cuidado en identificar y controlar los malos, para que los buenos puedan realmente no solo ser benéficos, sino positivos para nuestra vida en el ejercicio diario.

Permítanme explicar el cuadro completo: ¿Cómo puede un hábito definirme como persona? 

Imagínate llegando a algún lugar donde tienes una cita previamente concertada, si la cita se propuso a las 14:00 horas con la idea de aprovechar el tiempo para comer de paso, además de atender el o los asuntos debidos, pero la persona que te cito llega a las 14:30hrs y sin la mínima intención de dar explicaciones o con una gran suma de ellas al llegar, espera de ti una gran actitud o tranquila calma como si nada, seguramente tu actitud o tu paciencia no serán la mejor retribución a sus acciones.

Normalmente en lo personal suelo ser muy formal con mis compromisos y si la cita es a las 14:00hrs procuro estar en el lugar lo más justo a la hora propuesta, simplemente por respeto al tiempo de la otra persona, a sus actividades y en este caso a su hambre, pero no puedo tan sólo darme el lujo de llegar media hora tarde sin por lo menos, si así lo amerito la situación, haberle llamado anticipadamente para disculpar y justificar mi atraso, tan solo por respeto, así de simple.

Ahora, quiero imaginar que dirá de mi la persona que tuvo que esperarme media hora la cita anterior si le cito nuevamente, seguramente su pensamiento, si es que llega a aceptar la cita será: “por supuesto impuntual, te veo media hora más tarde.”.

Así es la cosa, permitimos que un mal hábito, en este caso la impuntualidad, nos definiera como persona y el problema de los malos hábitos es que es fácil adquirirlos, pero no así dejarlos, ya que dejarlos demandará de nosotros en primer lugar darnos cuenta de ellos y lo que nos están causando en cada caso.

Ahora, permítanme desviar un poco la atención de los hábitos como tales para referirme a nuestro asunto original.

Así como en el arte culinario o en los hábitos, nos es necesario ajustar constantemente nuestro camino y lo que se deriva del día a día, es decir; en cada ocasión nuestras experiencias vividas o por vivir, sumarán aciertos o desaciertos, en cuyo caso, será necesario definir lo que nos conviene mantener o lo que debemos simplemente desechar o dejar de lado.

Todo esto con el puro afán de crear y fomentar, así como desarrollar una personalidad propia, lo que nos defina en lo particular y en lo general, lo que llena y cubre nuestras expectativas de vida y por supuesto nos permite construir un mejor camino a seguir.

Todo en la vida suma, el ejercicio de los valores que recibimos desde el seno familiar, el uso de los buenos hábitos adquiridos para satisfacer una necesidad de refuerzo de ideas o de personalidad o como simple herramienta para facilitar ciertas acciones o necesidades de nuestra vida diaria, la comprensión de la cultura que nos rodea, todo alrededor de nosotros suma, si así lo permitimos y esto es importante de entender, ya que este entendimiento precisamente es el que definirá a quien las personas alrededor de nosotros vean.

Sumar y no restar, tenemos tantas herramientas y aplicaciones buscando darnos una personalidad propia, un pensamiento exclusivo de nosotros capaz de desarrollar ideas que aporten experiencias de vida.

Sin darnos cuenta al igual que un mal hábito, insistimos en la práctica de aquellas cosas que no nos edifican en nada o en imitar las acciones de los demás sin percatarnos lo que perdemos de apoco, tocante a nosotros mismos.

Se tú mismo, siempre será mejor un original que una copia, en especial si la copia no es fiel o de calidad.

Analiza tu vida con detenimiento, date cuenta de las cosas bellas, de los aciertos y de tus talentos, permite que en tu corazón se atesoren cosas positivas que te permitan contar con recursos positivos para los días aciagos.

No es el color de nuestra piel o el tono del cabello, ni la estatura, mucho menos nuestro parentesco con zutano o con mengano, lo que debe definirnos como persona, es en todo caso, la suma de todas las cosas que hemos vivido, lo que conscientemente tomamos o dejamos e inclusive lo que inconscientemente abandonamos.

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? decía el profeta Jeremías, no echemos lastre ni almacenemos en el corazón lo que no necesitamos. 

No necesitamos por ejemplo imitarlo todo o usarlo todo, no tomar todo lo que nos ofrecen ni todo lo que nos dan. 

No todo nos ajusta o se nos ve bien, es necesario ser honestos con nosotros mismos y definir un estilo propio, un pensamiento propio, un tipo personal y particular.

Las cosas que parecen más insignificantes o pequeñas de nuestras vidas pueden ser justamente lo que nos hagan crecer más y mejor, lo que no, entonces simplemente debemos hacerlo a un lado y no tocarlo nunca más.

Original, siempre será mejor.

Muchas gracias.

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