Secuestro en el EdoMéx: Mal de pocos que aterra a muchos

*Luis Durán*

Independientemente de todos los delitos que se registran en la entidad mexiquense, uno de los crímenes más silenciosos es el secuestro, aquel acto de privación de libertad en el que pocas personas se ven inmiscuidas, pero mal que termina por afectar a toda la sociedad, por más que se ignore.

El Estado de México, bajo la tutela del gobernador más rosa de todo México, Alfredo Del Mazo, ha contabilizado más secuestros en todo el país durante el primer semestre del año; de acuerdo con cifras de la organización civil Alto al Secuestro, el EdoMéx reportó 24 casos solamente en julio, y por irónico que parezca, éste disminuyó, ya que en junio se registraron 26.

Durante el sexenio del presidente que está por salir -¡por fin!-, Enrique Peña Nieto, el estado mexiquense resguarda la mínima cantidad de 2 mil 562 secuestros, de diciembre de 2012 a julio de 2018, promediando 427 privaciones de la libertad al año, 35.5 mensuales.

Además, la misma organización señala que el 13.6% de los casos de secuestros son dejados de lado por las autoridades, lo que representa cerca de 17 víctimas; un ejemplo de ello es el siguiente, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señala, en su último informe sobre incidencia delictiva, que en julio de este año sólo se presentaron 15 casos, 9 menos que lo contabilizado por Alto al Secuestro.

No obstante, la Secretaría de Seguridad Pública cuenta 173 secuestros en 2017, pero la asociación suma 307 en el mismo año, ignorando 134 casos, lo que representa un poco más del 40% de ellos; recordando que las autoridades se amparan, para no contar algunos secuestros, bajo la norma que fueron procesados incorrectamente en lo jurídico o no calificaban como tal.

Dejando de lado el por qué unos sí y otros no, las entidades con mayor incidencia de este delito son: Ecatepec -en serio, nadie lo creería-, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Chalco, Naucalpan, Cuautitlán, Tlalnepantla, Toluca y Tecámac, las cuales también son focos rojos en otros crímenes; incluso, siendo catalogadas, algunas de ellas, como los municipios más peligrosos de todo el continente, según fuentes internacionales.

Durante los primeros cuatro meses de gobierno, Eruviel Ávila registró 34 secuestros, pero el actual ‘gobernador rosa’ reportó 99 casos, 191% más que la anterior administración, y recordando que una de sus promesas de campaña fue la disminución de la inseguridad en sus tres meses iniciales de gobierno -ingenuo aquel que llegó a creer esto-.

Los afectados de este tipo de sucesos no suelen ser la mayor parte de los mexiquenses, como en otros delitos, como el robo a transporte público, a transeúnte o de vehículo, pero no deja de conllevar otros males asociados a este tipo de actividades, que, nos guste o no, terminen fracturando la constitución de nuestra sociedad.

Quizá los ciudadanos crean que la violencia y el crimen organizado afecta peor otros estados de la República; sin embargo, el Estado de México supera en números a entidades como Veracruz, Tamaulipas, Guerrero, CDMX, entre otras. Donde los robos, homicidios, feminicidios, violaciones y, ahora, secuestros son la constante de una realidad que miles de mexiquense se enfrentan día a día, en la que ya es considerada, desde hace mucho tiempo, como la entidad más insegura de todo el país.

Todo delito no deja de serlo por minúsculo que sea, afecte a quien afecte, a nosotros como sociedad nos inmiscuye realizar las denuncias correspondientes cuando seamos víctimas o testigos de ello; dejando de lado la cantaleta de que las autoridades no hacen nada, puesto que tampoco nosotros hacemos nada.

Si queremos que la seguridad cambie en el país, y más en el “EdoTerror”, cambiemos nosotros también, hagamos valer nuestra responsabilidad civil y ayudémonos los unos a los otros, denunciado a aquellos que hacen daño a nosotros y a la sociedad.