jueves, abril 25, 2024
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Una conciencia a prueba de todo

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*Aarón Dávila*

“Hago más caso del testimonio de mi conciencia que de todos los juicios que los hombres hagan por mí.”. Marco Tulio Cicerón.

Foto: Ilustrativa.

De la ética y la moral.

Muchos ven a la Ética y Moral como igual, pero son diferentes desde sus raíces aunque siempre van de la mano.

La Ética proviene del griego Éthos – Ethikos que significa carácter, y la Moral surge de la raíz latina – Morales, significa costumbre.

La ética juzga la acción de la moral. Mediante declaraciones en forma de sentencia.

La moral utiliza todo a su derredor para formar al individuo en lo correcto o incorrecto. (Cultura, usos y costumbres, valores, leyes, religión, dogmas, etc.).

Tanto la ética como la moral, dan paso a la autoridad moral, que no es otra cosa más que permitir ver con transparencia lo que llevas contigo, quien tu seas. La congruencia de tu vida.

Veamos pues, en el marco de la ética profesional, la importancia de mantener una conciencia tranquila, una “a prueba de todo”.

De la conciencia.

La palabra “conciencia” en español, viene de dos raíces del latín: el prefijo con, y la palabra ciencia, que significa saber. (Con noción o conocimiento).

La conciencia es ese juez interno que nos da testimonio, que nos permite tener claridad del bien y del mal, ya sea aprobando nuestras acciones o acusándolas.

La conciencia funciona como un tragaluz no como una lámpara. No produce su propia luz, sino simplemente deja que la luz de los valores en tu vida pase a través de ella. 

Una “conciencia sucia” es aquella contra la cual se ha pecado tanto, que ya no es sensible a lo que es bueno o a lo que es malo. 

Incluso es posible que la conciencia esté tan sucia y endurecida, que apruebe cosas que son malas y que acuse cuando la persona hace el bien. (Ya no percibe lo malo).

Es como ejercitar los músculos, mientras más trabajes se harán más fuertes, así la conciencia, mientras permitimos que los valores trabajen y sean fortalecidos en nuestras vidas, resultará en una conciencia más sensible al bien y al mal.

¿Cómo puede ayudar una buena conciencia en tiempos difíciles?

Pues claramente, cuando llegan tiempos difíciles a nuestra vida, las decisiones sobre ciertos asuntos se tornan complicadas, como por ejemplo: 

Cuando la cantidad de trabajo disminuye y repentinamente nos llega una oferta de trabajo o de negocio. ¡Qué alegría!, pero sucede que para que nos otorguen dicho trabajo o tal contrato más rápido, nos piden la famosa mordida, o comúnmente dicho: “ponernos la del Puebla”.

Una vida llena de valores crea una conciencia bien fortificada porque sabe que no tiene nada que temer, siempre tomará la decisión correcta, a esto le llamamos congruencia: cuando nuestras acciones y nuestros pensamientos, dejan de luchar entre sí y emprenden el mismo rumbo sin vacilación.

Tener una buena conciencia, te permite vivir en paz, dormir bien por las noches y ver a los demás a los ojos, de frente y sin temor alguno. 

Ayn Rand, filósofa y escritora rusa, decía: “La felicidad es ese estado de conciencia que procede de la consecución de los valores de cada uno.”.

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