¿Y qué pasa con los noviazgos?
*Aarón Dávila*
“Lo que en la juventud se aprende, toda la vida dura.” Francisco De Quevedo
¿Tardas en recuperar el aliento cuando ves a cierta persona de frente? ¿Acaso olvidas lo que estabas diciendo al sentirla cerca de ti?
Si por casualidad tartamudeas o te pierdes en un sueño largo y profundo cuando piensas en tal persona, aun cuando estas en medio del salón de clases y con el profe frente a ti, entonces, sí, estas enamorado (a).
Bueno, una vez resuelto el primer dilema, sigamos con lo importante, la vida difiere un poco de la realidad que presentan las películas, porque lo primero es tener claro si la persona que alborota tus sentidos te gusta o te enamora.
Si tan solo te gusta o llama tu atención, lo mejor es dejar que se dé primero una amistad verdadera, lo que en su momento resolverá si algo más se puede dar.
Intentar una relación de noviazgo con alguien por quien únicamente sientes simpatía o cierto afecto no resuelto, puede ser un problema a la larga, ya que en realidad es tan solo un móvil afectivo. Persistir en algo más puede resultar, inclusive, en perdida de la amistad, si es que por lo menos permitimos que se diera.
Mi recomendación es la siguiente: vive tranquila o tranquilo, no te afanes en buscar un noviazgo, ni siquiera a la persona deseada para ti, activar el modo de búsqueda gasta mucho tus energías y te deja sin batería muy pronto, porque eso se convierte en una búsqueda incesante y cuando menos te das cuenta, has invertido tanta energía y atención en buscar, que ni siquiera te das cuenta que ya la dejaste pasar, me refiero por supuesto a la oportunidad de conocer a tu pareja.
Lo primero es dejar de angustiarte por ese asunto y trabajar en ser la persona correcta, esto quiere decir que, si construyes en tu corazón los cimientos adecuados para recibir a quien, en algún momento determinado llegue a tu vida, entonces estarás preparado para reconocer sin la menor duda a dicha persona.
Buscar a la persona ideal puede no ser lo correcto, pero convertirte en la persona idónea para cualquiera, puede ser la actitud esperada.
Si esperas encontrar a una persona ideal para ti, tus estándares se pueden ver comprometidos de muchas formas, pero cuando tú, en lo personal buscas ser idóneo (a) para los demás, entonces configuras una personalidad y una mentalidad fuerte, auténtica y verdadera.
El libro de Cantar de los cantares en la biblia nos presenta lo que verdaderamente podemos considerar como la visión y práctica de una relación idónea:
“Ponme como un sello sobre tu corazón;
ponme como una marca sobre tu brazo.
Inquebrantable como la muerte es el amor;
inflexibles como el sepulcro son los celos.
¡Candentes brasas son, candente fuego!
Las muchas aguas no pueden apagar el amor,
ni pueden tampoco sofocarlo los ríos.
Si por el amor diera el hombre
todos los bienes de su casa,
ciertamente sería despreciado.”
Esta es una forma poética de presentar el amor verdadero, el amor que no se justifica, que no se busca, que se marca desde lo profundo del corazón y se comparte a diario. No es motivado por una mera atracción física o emocional.
Los términos del amor no tienen nombre ni apellido, no le pertenecen a nadie para que no sobresalga la vanagloria ni la soberbia, el amor nace en el corazón mismo de Dios, de manera que el único costo por pagar es la voluntad de vivirlo, ya que el costo verdadero fue pagado por Jesucristo en la cruz del calvario.
Entonces, en realidad no es una novia o un novio lo que buscamos, lo que realmente debemos buscar es una pareja idónea. Es decir, a la persona adecuada y apropiada para complementar tu vida.
No necesitas una media naranja, tampoco una amiga o amigo, mucho menos un compañero o compañera, necesitas alguien que complemente plenamente tu vida en verdad. Nuevamente, lo primero es que tú te esfuerces por ser la persona idónea para quién deba llegar a tu vida.
No te desgastes buscando, mejor comienza por corregir y apartar de ti, todo lo que pueda estorbar el día de mañana a una sana y perdurable relación con tu pareja idónea.
