Ya se van… la caída del PRIAN
*Raúl Río Valle*
La novedad de la campaña presidencial del 2018 es la división con la que llegó la oligarquía neoliberal a la contienda electoral. Para decirlo claro, estalló una crisis política que rompió el pacto que la derecha bicéfala del PRI y del PAN hizo en agosto de 1988 para despojar de su triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas y, sobre todo, impulsar de común acuerdo el proyecto neoliberal que fue dominante durante 30 años y que hoy está siendo, por fin, derrotado.
- Cuando Peña Nieto compró la presidencia de la República en 2012, de la mano de Televisa nunca pensó que esa alianza terminaría en la bancarrota política para Peña, más del 80 por ciento de los mexicanos lo repudian; y en la económica y política para Televisa que anda operando con números rojos y arrastrando el rechazo de las nuevas audiencias, la revolución digital mató a la empresa televisiva y las redes sociales la sepultaron. La TV, la radio y la prensa tradicional dejaron de ser el aparato ideológico de control de masas que garantizaba el dominio hegemónico del PRIAN.
- El “histórico” triunfo del PRIANRD que desde Pacto por México impusieron las 11 reformas estructurales que llevaron al bloque dominante al éxtasis neoliberal, fueron un total y absoluto fracaso. Ninguna llevó a los resultados esperados y más bien promovieron el descontento, la indignación y la protesta social. Las reformas “para los de arriba” no los dejo satisfechos, la de telecomunicaciones fue un fracaso, la de competencia económica igual, la hacendaria y la financiera ni se diga. Las otras reformas, la laboral y la educativa fueron rechazadas y resistidas por las clases subalternas, y la energética, la joya de la corona neoliberal, siempre se supo que era un botín de guerra. Ahí se incubó el huevo de la serpiente del actual descontento multiclasista contra Peña y el PRIAN. El agravio social no perdona.
- Al inicio parecía que la protesta contra las reformas estructurales sería controlada. Pero se le abrieron a Peña dos frentes nuevos. Uno fue la crisis de derechos humanos provocada por la masacre de Tlatlaya y, principalmente, por la trágica noche de Iguala del 27 de septiembre de 2014, donde desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa. La otra fue la crisis provocada por la corrupción de Peña y su familia exhibida por Carmen Aristegui en La Casa Blanca de Las Lomas. Peña y su gobierno cayeron el descrédito total, del cual ya no pudo levantarse.
- La elección intermedia de 2015 marcó la irrupción de MORENA en la arena electoral, la caída del PRD y el estancamiento del PRI. En la elección de 2016 se duplicó rondando el 17 por ciento y asentándose en Zacatecas, Veracruz, Oaxaca y la CDMX. Inició el despeñadero del PRI que perdió la mayoría de las gubernaturas en juego ante la alianza PAN-PRD.
- Es en este momento, mediados de 2016, en que comienza a gestarse la ruptura del PRIAN. El presidente del PAN, Ricardo Anaya y el equipo que lo llevó a la dirección del blanquiazul, entre ellos Diego Fernández de Ceballos, se convencieron de que en el marco del pacto de cogobierno que traían desde 1988, y ante la caída de Peña y el PRI, le tocaba al PAN de nueva cuenta la presidencia de la República en 2018. Ahí comenzó el pleito por la sucesión. Una mañana Ricardo Anaya se despertó y se enteró que todo México sabía de la estancia de su esposa e hijos en Atlanta y que los visitaba muy frecuentemente.
- Mientras eso sucedía en el frente de las derechas, AMLO volvió a ser referencia política importante desde el otoño de 2014 cuando volvió a ser tema de los comentaristas del régimen, que vieron con alarma que López Obrador no solamente seguía al frente en las encuestas, sino que había perdido la carga negativa que arrastraba desde la elección de 2006 y que en la elección de 2012 había superado parcialmente. Su ascenso fue inversamente proporcional a la caída de Peña y del PRI. En 2014 comenzó a crecer el fenómeno AMLO 2018.
- Simultáneamente el fenómeno MORENA comenzó su crecimiento exponencial de la mano de AMLO. Obtuvo su registro como partido político en julio de 2014. En junio de 2015 en su primera elección obtuvo el 8.3 por ciento de la votación nacional, ocupando el cuarto lugar. En 2016 con su segunda participación electoral duplicó su promedio nacional y paso al tercer lugar. Para diciembre de 2016, en la encuesta del periódico Reforma, AMLO estaba arriba de los posibles presidenciales y MORENA como partido se ubicaba en primer lugar, el PAN en segundo y el PRI en tercero. El punto de quiebre político había iniciado.
- El gasolinazo aprobado a fines de 2016 por todos los partidos representados en la Cámara de Diputados, con el voto en contra de los diputados de MORENA, fue la gota que derramó el vaso del descontento popular. El espontaneo movimiento de furia popular iniciado en el amanecer del 2017 en diversas regiones del país marcó el punto de quiebre social, a favor de MORENA y en contra de todo el corrupto sistema de partidos. Es el momento en que AMLO quedó ubicado como el único político antisistema con proyección nacional y MORENA como el único partido antisistémico. A mediados de enero de 2017 la sorpresa, Delfina Gómez Álvarez era ubicada por las encuestas como altamente competitiva para ganar la gubernatura del Estado de México.
- La elección del Estado de México resultó ejemplificante. Para Ricardo Anaya ganar significaba amarrar su candidatura presidencial y ponerse en la antesala del triunfo en 2018. Para AMLO ganarlo implicaba la oportunidad de consolidar el crecimiento de él y de MORENA, ganar el estado más poblado y avanzar sustancialmente rumbo a la elección presidencial. Para Peña ganar su territorio era demostrar que él y el PRI no estaban muertos, que pese a su gran desprestigio podía ganar y mantenerse vigente. Por eso rompió lanzas con Anaya y destruyó mediáticamente a Josefina Vázquez Mota. Neutralizó al PRD. Y a través de una elección de Estado le arrebató el triunfo a Delfina Gómez Álvarez. En el estirón final logró imponer a su primo y mantener la supremacía de Atlacomulco en tierras mexiquenses. Cuando Peña Nieto decidió no entregar Coahuila a Anaya y al PAN generó otro punto de conflicto, dejando claro que no quería fortalecerlos, e intentaría que el PRI ganara en 2018.
- Antes de nombrar a sus candidatos los tres partidos más grandes -MORENA, PAN y PRI, en ese orden- armaron sus coaliciones electorales. La primera MORENA-PES-PT, la segunda PAN-PRD-MC y la tercera PRI-PVEM-Panal. La de MORENA ha seguido en crecimiento sostenido, la del PAN se sostiene con altibajos y la PRI con problemas y restas permanentes. AMLO, Ricardo Anaya fueron nombrados candidatos sin problema. La de José Antonio Meade la impuso la tecnocracia itamita que se apoderó del PRI.
- La precampaña de diciembre-enero no cambió el escenario electoral, consolidó las tendencias electorales de las tres coaliciones. AMLO es el único que siguió creciendo. La disputa fue por el segundo lugar entre Anaya y Meade. El periodo llamado intercampaña inició con un fuerte bombardeo de Peña y el PRI en contra de Anaya, originado en el nulo crecimiento de Meade, lo atacaron por lavado de dinero. En el periodo en que legalmente no se puede hacer campaña las fuerzas de la derecha mexicana se enfrascaron en un enfrentamiento que en los hechos rompía la alianza estratégica que el PRIAN tenía desde 1988 para mantener el control político e impulsar las políticas neoliberales. En el periodo intercampañas entre febrero y marzo de 2018 el PRIAN se rompió.
- Mientras las dos expresiones de la derecha se dividían y se daban con todo, durante el segundo semestre de 2017 fue creciendo la corriente de apoyo a favor de AMLO. La fisura abierta por la división del PRIAN fue haciéndose lo suficientemente ancha para generar una alianza de amplio espectro que integra a sectores de la ultraderecha, derecha, centro e izquierda. Solamente falta el neozapatismo y hasta los campesinos de Atenco ya tendieron un puente con AMLO para resistir la instalación del NAIM. Todo indica que este amplio, variado y plural Bloque Social y Político se perfila para lograr la victoria. Durante el primer trimestre de 2018 se ha configurado un giro hacia AMLO, un espectacular vuelco hacia su candidatura y ha sido tan claro y evidente que analistas nacionales y extranjeros han anunciado a los cuatro vientos el fenómeno, el huracán político y social llamado AMLO.
- AMLO está inalcanzable, subiendo y sin tocar techo. Fue al pantano de Milenio con sus plumas estrella e invitados y salió sin manchar el plumaje. Llegó al primer debate a ser blanco de todos los ataques y no cambió nada. Visitó el Tecnológico de Monterrey y salió como estrella de cine. Intensifican la guerra sucia y todo se le resbala. AMLO anuncia en las plazas que “este arroz ya se coció”.
- La mafia del poder, los políticos y empresarios que han manejado los hilos del poder desde el PRIAN para promover sus particulares intereses, ya ven cerca el fin del consenso neoliberal, el fin de su hegemonía. El fin del régimen de corrupción e impunidad que nos llevó a niveles inauditos de violencia e inseguridad, de explotación, saqueo y entrega de recursos. Promover el apoyo de Peña, Meade y Margarita para poner a Anaya al frente de las derechas contra AMLO es, realmente, el último suspiro de un proyecto decadente. Lo único que logran es exhibirse como son, enemigos de la democracia. Que respeten si no les alcanza.
- MORENA y AMLO lograron articular, por el inmenso hastío social, un fenómeno que le dará el triunfo electoral entre jóvenes, adultos y adultos mayores; en las zonas urbanas y rurales; entre todos los niveles educativos; entre hombres y mujeres; y en las cinco circunscripciones electorales. La participación ciudadana, se prevé, será histórica. En suma, todo indica que ya se van, que es el fin del PRIAN, que termina la larga noche de neoliberalismo salvaje. Ya se van. Habrá fiesta nacional.