jueves, abril 18, 2024
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Claman justicia para el niño Carlos Eduardo

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*Melchor García*

Foto: Melchor García.

“Si ustedes (jueces y magistrados) no entienden que esos asesinos andan por todo el mundo, vamos a seguir bañados en sangre.”. Ese fue el grito entrecortado que lanzó resquebrajándose Alfredo Martínez.

Aguantando las lágrimas para no venirse abajo, el padre de Carlos Eduardo, asesinado salvajemente por sus secuestradores en febrero de 2013, hoy una vez más levantó su puño para demandar a los jueces justicia tras siete años de impunidad e ignominia.

Este martes en los juzgados estatales de Toluca, se llevó a cabo la audiencia de apelación de sentencia hacia uno de los victimarios de su hijo.

El señalado por las víctimas, identificado como Erick Rojas, fue absuelto debido a que su defensa esgrimió durante el juicio que los testimonios de los ya sentenciados se dieron bajo tortura; hoy la familia ofendida que sigue reclamando justicia acusó que ese hecho no fue comprobado tras la investigación que recomendó la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México.

En contraste, acusaron que el señalado era el dueño del inmueble ubicado en San Mateo Atenco que fue utilizado como casa de seguridad durante el secuestro del menor de 15 años, así lo comprueban relatos de sus cómplices, quienes también lo acusan de haber sido el responsable directo de la muerte del joven secuestrado.

Tras casi cinco horas de exposición, los magistrados de Tribunal de Alzada ordenaron de manera unánime la reposición parcial del proceso, al considerar que hubo una violación de los derechos humanos, a lo jurídico y legal durante el juicio.

Carlos Eduardo fue secuestrado en 2013, cuando salió de la escuela y fue asesinado al día siguiente. Durante tres días, los secuestradores exigieron rescate por hasta 10 millones de pesos, al no encontrar respuesta de la familia el joven fue asesinado arrojado vivo del Puente de Calderón, ubicado en la autopista Tenango-Ixtapan de la Sal.

Al momento, otro de los secuestradores implicado continúa prófugo. Al salir de la audiencia, don Alfredo, en silla de ruedas y con problemas de salud crónicos, aseguró que no descansará hasta que todos los involucrados en el asesinato de su hijo estén tras las rejas.

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