jueves, marzo 28, 2024
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EPN Y EL FIN DEL ESPANTAJO POPULISTA

Por Raúl Río Valle

ENRIQUE PEÑA NIETO TERCER INFORME

En su caída al despeñadero el presidente de la República va arrastrando todo lo que se encuentra cercano a él. Anda tan mal y tan de malas que el arsenal que le heredaron se le agota e incluso los recursos de ataque que anteriormente eran eficaces, ahora se le revierten y son utilizados en contra de él y de las políticas que representa, es el caso del espantajo populista.

Durante mucho tiempo las derechas tuvieron el recurso fácil para atacar a sus adversarios y convertirlos en enemigos a eliminar, con el tildar de populistas a dirigentes y movimientos, inmediatamente los hacía blanco de campañas de odio que les resultaban eficaces para descalificar y derrotar a sus “enemigos”.

En un primer momento, en los años setentas del siglo pasado, la derecha empresarial y clerical más proclive al PAN lanzó sus dardos contra Luis Echeverría por su política “populista y estatista” en una campaña encabezada y dirigida por lo que entonces se conocía como “Grupo Monterrey”. Campaña que se intensificó a raíz de la muerte, en septiembre 1973, del patriarca empresarial de Monterrey, Eugenio Garza Sada, en un frustrado intento de secuestro.

El enfrentamiento entre los empresarios y la jerarquía clerical con Luis Echeverría terminó a tambor batiente en el fin del sexenio, con la confrontación entre el gobierno echeverrista y la burguesía agraria del noroeste, particularmente en Sinaloa y Sonora, por la masiva toma de tierras por parte de grupos agrarios en todo el país, particularmente en las productivas tierras de esas entidades.

La llegada al gobierno de José López Portillo abrió una especie de tregua entre el gobierno priísta, los empresarios y la jerarquía eclesiástica, en el marco de las políticas pro empresariales prometidas por López Portillo, que finalmente terminó en su relación con los empresarios, peor que Luis Echeverría, cuando en su último informe de gobierno el 1 de septiembre de 1982 anunció la nacionalización de la banca.

Abriendo con ello un punto de quiebre en la relación del empresariado y el clero con el régimen priísta, con el que rompieron políticamente, lanzándose a una frenética lucha contra el priísmo para terminar contra el “populismo estatista” que los llevó a intentar establecer un bipartidismo de derechas contra el PRI, para lo cual se apoderaron del PAN entre 1983 y 1988.

Año en que tanto el PRI como el PAN se llevaron el susto de su vida con la aparición en escena de Cuauhtémoc Cárdenas que los rebasó por la izquierda ganándoles la elección de 1988. Ese año el espanto de las derechas las llevó a unificarse en torno a Carlos Salinas iniciando la alianza estratégica de las derechas para impulsar conjuntamente las políticas neoliberales hasta hoy dominantes.

Ubicando entonces a Cárdenas como enemigo común, impulsaron una campaña de odio contra el “populismo” cardenista, hasta que lo derrotaron políticamente en el año 2000. Sin embargo, poco les duró la calma, pues al finalizar la elección intermedia de 2003 se les plantó frente a frente el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.

Iniciando las derechas del PRIAN, la más larga e intensa contra campaña frente al “populismo estatista” de AMLO con los video escándalos, el desafuero, la campaña de terror mediático del 2006, que terminó con el fraude electoral y la imposición de Felipe Calderón que siguió sin pausa hasta el 2012 y se intensificó nuevamente en 2015 y en lo que va de 2016. Contra campaña anti populista que no tendrá reposo hasta 2018.

Pero hoy parece que a las feroces campañas en contra del “populismo” se les agotó la batería, se les acabó el filo. Ya suenan anacrónicas y sin fuerza. Parece que se respira un nuevo ambiente social y político. Cuando hace un año Enrique Peña utilizó la tribuna de la ONU para lanzar material incendiario contra el “populista” López Obrador le fue muy mal.

Y en la última embestida de Peña contra el “populismo” que quiso aprovechar la reunión cumbre entre los mandatarios de América del Norte, no solamente le ha ido peor, sino que ya el anti populismo no genera amigos y aliados per se, como antaño. La proclama populista de Obama, aunque dirigida contra Donald Trump, ha dejado herido de muerte a Peña Nieto y a sus aliados.

Hay indicios de que en el México que se está movilizando contra las políticas del peñismo y sus amigos, el espantajo populista ha sido exorcizado. Las derechas y los conservadores tendrán que echar mano de nuevas armas de su arsenal político e ideológico para la lucha callejera en marcha y la electoral de 2018, que les pueden ser adversas.

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