jueves, abril 18, 2024
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Juventud con actitud

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*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

Recuerdo aquel bello poema de Rubén Darío: 

Canción de Otoño en primavera.

Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro… y a veces lloro sin querer…

La juventud, verdaderamente es un tesoro divino, uno que quisiéramos guardar eternamente. Cuando niños, más que nada en la vida anhelamos crecer, tener la edad suficiente para manejar el coche de papá, entrar al cine libremente, vivir mil y una aventura; hacernos fuertes y crecer tanto como los primos, salir con una chica hermosa, tener nuestro propio trabajo, así como nuestro propio dinero. 

Al llegar a la juventud, todo eso se cumple poco a poco. Hay quienes dicen que la juventud es un estado de ánimo o inclusive mental y probablemente en alguna etapa de la vida es necesario que lo sea, pero antes, debe un orden cronológico. 

¿Qué ofrece la juventud?

En primer lugar: Posibilidades. 

La juventud es un campo abierto, caminar hacia cualquier lugar, en la dirección que decidas, siempre será posible con la ventaja de tener a tus seres queridos; padres, parientes cercanos, maestros o amigos a lado tuyo, para ayudarte a definir cuál es la mejor senda por seguir.

En segundo lugar: Tiempo disponible.

El tiempo de juventud, es un episodio nuevo por vivir cada día. 

Lo cierto es que, en cada etapa de tu vida, dispones del mismo tiempo por vivir que los demás. 

Lo que marcará en cada caso la diferencia, será la forma en que uses tu tiempo, tu manera de actuar, de pensar o hablar, todo lo que poco a poco, irá definiendo tu día a día. 

Cuando de juventud se trata, te encontrarás frente a un horizonte lleno de posibilidades. Ir o no ir, hacer o no hacer; sea como sea o cual sea el caso, en el marco de la juventud todo está presente y marcado ya por la experiencia de quienes ya caminaron todos esos caminos; nuestros padres.

En tercer lugar. Al subir una montaña, necesitaras de por lo menos tres elementos importantes: 

La capacidad de seguir al guía, fuerza física y voluntad. 

La capacidad de seguir al guía, que, en este caso, es quién ya conoce la montaña y te ayudará a generar la experiencia necesaria en tu viaje, (hablamos de tus padres, tus maestros, tus parientes, tus amigos, en cada caso de tu vida) seguir a quién va guiando tu camino, te da la experiencia necesaria para recorrer con éxito este mismo, y determinar cosas como: 

¿Qué tipo de equipo debes usar para subir la montaña?  O ¿Cuál es la senda que te conviene seguir para subirla? o tal vez ¿En qué época y cuál será el mejor momento para subir esa montaña? 

Lo resolverás con facilidad si sabes seguir a quién te guía, todo esto, además, aportará a tu vida, la experiencia necesaria para recorrer con estabilidad tu camino. 

La fortaleza física, por otro lado; será necesaria en los tramos escarpados o difíciles de transitar, así como una buena condición que te impulse. 

Es esa fuerza motora que te lleva cuesta arriba entre piedras y espinos, que, a pesar del cansancio, del sudor o del fuerte Sol, te permitirá seguir impulsando la subida. 

La voluntad, finalmente, es la que te hará llegar a la cima. 

La voluntad será tu segundo aliento, la fibra que moverá tus anhelos, tus sueños y cada uno de los momentos en que antes de subir, vislumbraste lo alto de la montaña. 

Probablemente como joven no hayas reunido la experiencia suficiente para determinar del todo lo que debes hacer, pero lo que realmente debes saber es que, estas en el mejor momento de la vida para emprender y cometer el número necesario de errores.

Para aprender lo necesario, levantarte tantas veces te sean necesarias y retomar el camino. Te aseguro que, en cada ocasión que te levantes, serás más fuerte y lo harás con mayor experiencia y eficacia.

En cuarto lugar. Deseo por aprender y voluntad de hacer: 

Es precisamente el tiempo de juventud, el mejor momento para aprender, todo está realmente a tu alcance, a un, yo quiero de distancia. 

Seguramente habrás pensado cantidad de veces, lo que te gustaría hacer con tu vida y, debo decirte que lo que decidas está bien, el peor escenario de tu vida es aquel, en el que, pensar en tu futuro o en cual camino finalmente tomarás jamás se presenta.

Es decir; que tomes la decisión de no ser contador, médico, portero o astronauta como tu papá, es correcta, no pasa nada.

Lo que realmente es terrible, es que no tomes tiempo jamás para pensar en lo que te gustaría vivir en tu vida por seguir y simplemente dejes pasar tiempo valioso, que reitero, nunca más habrás de recuperar.

John Milton poeta ingles dijo:

“La juventud anuncia al hombre como la mañana al día.”

Cuanta razón encierra esa frase, antes de la vida adulta, la juventud debe explorar todo un mundo a su alrededor, crear su propia historia y demarcar sus propios límites.

El apóstol Pablo decía a Timoteo su discípulo: “Ninguno tenga en poco tu juventud…” Es decir; que nadie le reste importancia a tú criterio, a tus acciones o a tus desiciones por ser joven.

William Shakespeare dijo también: “Los viejos desconfían de la juventud, porque han sido jóvenes”  

Conocen lo fácil que es perder el rumbo, cuando no somos guiados con sabiduría.

Permítanme hablarles ahora a ustedes padres. 

Conocemos los retos de la juventud, porque ya la vivimos, eso entonces debe ser suficiente para respetar el tiempo por vivir de nuestros hijos, ya no estamos en la época en que decidíamos todo por ellos, que hacer, que estudiar, cómo vestir, con quien andar.

¡No exasperemos a nuestros hijos! aprendamos a guiarlos con amor y sabiduría, entendiendo sus inquietudes y comprendiendo que, en cierto momento del camino, será necesario que soltemos sólo un poco su mano y dejemos que aprendan a caminar por sí mismos; 

Es probable que tropiecen un par de veces, sí, pero después de eso y en especial, si descubren que no te interpusiste en su caída, se volverán a ti y buscando tu rostro, tomarán voluntariamente tu mano nuevamente y seguirán a tu lado el camino.

Los jóvenes con actitud son aquellos que no temen seguir adelante después del tropiezo, que entienden la mecánica de la vida, donde hay que dar para recibir, siempre sumar, y en poco restar, mantener la expectativa en alto de la vida y no olvidar nunca el amor, por quienes los vieron crecer.

Los jóvenes con actitud estudian, se preparan, enfrentan con determinación la vida y toman a tiempo su lugar en la historia de este mundo. 

No temen enfrentar nuevos retos y siempre están dispuestos a caminar hasta llegar a la meta.

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