jueves, marzo 28, 2024
Opinión

Caída Libre

*Víctor Yáñez*

Foto: Especial.

Que se pierda todo… Menos la institucionalidad

Para septiembre de 2022, todavía falta, por lo menos 120 días para que se llegue la hora cero, una vez que el gobernador Alfredo del Mazo Maza rinda su V y casi último Informe de Gobierno, porque el sexto ya será de trámite, porque ya se sabrá al ganador de los comicios del primer domingo de junio del 2023, a quien para ese entonces ya se podrá denominar gobernador electo.

¿Quién será el que se lleve el triunfo para ocupar la silla de la primera magistratura del Estado de México? ¿El PRI? Será que pueda retener otros 6 años más el poder en la entidad más poblada del país.

¿O será posible que se cumpla la advertencia de la izquierda de sacar al tricolor de Palacio de Gobierno?, que por más de 90 años, sí leyó bien, amigo lector (2), más de 90 años los priistas han detentado el poder y ni el PAN ni el PRD -quienes han competido- han podido hacerle cosquillas a un PRI, que en la actualidad, bajo la guía de Eric Sevilla Montes de Oca, busca reagruparse, pero desgraciadamente están perdiendo uno de los pilares que le ha dado identidad y fortaleza por más de 9 décadas: la institucionalidad.

¿Qué significa la palabra institucional?

La institucionalidad es el conjunto de valores y creencias de una persona que llevan a entregarse a su trabajo y se aplica en un estado de derecho, palabra corta que encierra un alto grado de responsabilidad.

En síntesis, institucionalidad significa: valores, esos que han distinguido a los priistas por muchos años y que hoy, las prisas, los arrebatos, las presiones, los suspiros han provocado en políticos como Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera o Ricardo Aguilar, aspirantes que muestran signos de desesperación.

Ya no creen en nada, pese a que la institucionalidad es creencia, esa que le da fortaleza al PRI, principalmente en los momentos de las decisiones.

¿Y qué decir de responsabilidad?, esa que era la mejor bandera, por eso los priistas son número uno en muchas cosas, más cuando de política se trata, pero a muchos se les está olvidando el significado. Se adelantaron a los tiempos, sin respetar al primer priista en turno: Alfredo del Mazo, como ya lo advierte Carolina Monroy.

Hay que recordar que los “destapes”, “enroques” y “aspiraciones” se mantenían congelados hasta después del V Informe de Gobierno, pero en este siglo XXI en el Estado de México, las prisas, la desesperación y el protagonismo han ganado en el ánimo de los priistas, simplemente han sacado la cabeza, antes de tiempo.

Para propios y extraños, Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera y Ricardo Aguilar andan muy nerviosos, desesperados y con mucha prisa, y rompieron con las reglas no escritas, para adelantarse a los tiempos. En una palabra, no hubo respeto al gobernador en turno. 

¿Por qué las cosas en la política mexiquense cambiaron tan radicalmente? ¿Qué es lo que está arrojando al PRI a la desesperación? ¿Será el triunfo inevitable de Morena en el 2023? ¿Será?

¿Los resultados electorales que obtenga Morena en seis estados de la república que definen gobernador en el 2022 van a influir en el ánimo del electorado del Estado de México? Eso tiene al PRI comiéndose las uñas de los dedos.

Para los conocedores, el que Ana Lilia Herrera haya levantado la mano, después de que lo hiciera Alejandra del Moral, seguidas por Ricardo Aguilar, refleja que el PRI está abierto, que se está democratizando (Sic.).

Para un servidor, el que haya aspirantes “destapados” a destiempo refleja una estrategia más del Revolucionario Institucional, quien busca aplicar lineamientos ortodoxos que le han dado resultados en el pasado. No por nada han detentado más de 90 años el poder.

Quizás uno de los caminos del tricolor es sacar del armario el librito donde se habla de las estrategias a seguir en caso de que el candidato del PRI a la gubernatura para el 2023 no sea tan visible, como se hacía en la época de Miguel de la Madrid, que se llegó a instaurar la tradición del “tapado”, donde solo unos cuantos conocían de la decisión presidencial y el priismo se alineaba sin chistar, porque hacían valer la institucionalidad.

Para los comicios del primer domingo de junio de 2023 en el EdoMéx, el PRI está pensando en innovar algunas estrategias y retomar otras, y no sería nada descabellado regresar a un proceso interno, como el “tapado”, que hace más de 34 años le dio resultados en alta escala.

Habrá que esperar cuál será la decisión final del PRI para los comicios del 2023, porque mientras unos se “destapan”, otros, como Ernesto Nemer y Elías Rescala, se mantienen institucionales.

En momentos distintos, pero con la misma intención, ambos políticos que figuran en la lista de “aspirantes” a la gubernatura, le han bajado al tono de los “destapes”.

Tanto el secretario general de Gobierno, Nemer Álvarez, como el coordinador de los diputados locales en la LXI Legislatura, Rescala Jiménez, han dicho que van a seguir trabajando desde sus trincheras para responderle a los mexiquenses.

¿Por qué el cambio de estrategia?, ¿a quién se protege?, ¿a quién están cuidando? ¿Acaso al “tapado”? 

Sin duda la estrategia no es mala, habrá que ver la forma en que evoluciona, después de los resultados del domingo 15 de mayo en los comicios extraordinarios en Atlautla.

Pero no solamente el PRI anda nervioso. En el PRD, ya también velaron armas. Arturo Piña fue “destapado” como precandidato a la gubernatura del Estado de México.

Hay que señalar que Arturo Piña ha sido 4 ocasiones alcalde. Una en Donato Guerra, y 3 veces en Villa de Allende, donde actualmente gobierna. Además, ha alcanzado en 2 ocasiones la diputación local. O sea, carrera política la tiene, misma que ha ido construyendo poco a poco. Habrá que esperar los tiempos, porque hay más aspirantes.

Eduardo Nerí, ex alcalde de Capulhuac, la tierra de la barbacoa, también quiere figurar. Así como Omar Ortega, actual coordinador de los diputados del PRD en la LXI Legislatura estatal. Los tres buscan ser candidatos del Sol Azteca a la gubernatura del Estado de México. 

Solamente el tiempo definirá el curso que tome las aspiraciones tanto de los priistas como de los perredistas, porque se habla de una alianza PRI-PAN-PRD para enfrentar a Morena en el 2023, y de ser así, habría que ver quién es el candidato de la alianza.

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