viernes, abril 19, 2024
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En San Lorenzo Oyamel imperan dolor y luto por Carolina y los peregrinos fallecidos

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*José Ángel Gutiérrez*

Foto: Especial.
Este día fue sepultada “Caro”, de 26 años, quien estaba extraviada y apareció muerta en Guanajuato, mientras que los finados del accidente en Lagos de Moreno son velados, cerca del mismo sitio.

La exigencia de justicia por la muerte de Carolina de la Cruz, quien este lunes fue sepultada en el panteón municipal de Temoaya, se empalmó en San Lorenzo Oyamel con los velorios de seis de los 13 peregrinos fallecidos en el accidente de Lagos de Moreno, Jalisco.

Carolina, de 26 años de edad y quien deja en la orfandad a dos menores de edad, fue reportada como desaparecida el pasado 27 de enero en la Central de Abasto de Toluca, lo que derivó en la emisión de una ficha de búsqueda, y su cuerpo fue localizado en Guanajuato.

Esta joven madre fue sepultada este lunes por la tarde, con una historia de dolor detrás de su cortejo fúnebre, cuyo desarrollo contó con el apoyo de sus amigas, quienes comenzaron a solicitar apoyo en redes sociales para buscar justicia por la mujer de San Lorenzo Oyamel.

“Caro –como la llamaban de cariño– no murió; a Caro la mataron”, versaron los textos de personas cercanas en redes sociales, en medio de cierta incertidumbre, ya que no se conocen el sitio exacto ni las condiciones en que fue encontrado su cadáver en Guanajuato.

Personas allegadas escribieron que “Carolina no merecía una muerte tan cruel (sic)”, especialmente al tratarse de una mujer que parte del mundo terrenal “dejando desamparados a dos pequeñitos”, a quienes “¿ahora cómo les decimos que su mamita no volverá jamás?”.

Cerca de ese lugar, en las inmediaciones del panteón, en la calle División del Norte, los vientos del fallecimiento seguían resoplando para seis víctimas de la familia De Jesús, quienes perdieron la vida cuando se dirigían a San Juan de los Lagos en una camioneta.

Guadalupe de Jesús Esquivel, de 24 años, y familia, velaban a su madre, Josefina Esquila Roldán, de 77 años, así como a su cuñada, Rosa Flores, y su sobrina menor, Lupita de Jesús Flores, hija de ésta penúltima, parte de sus seis familiares velados en este lugar.

Más tarde arribaron los cuerpos de un hermano, una cuñada más y otro cuñado, además de su también hermano Marco Antonio de Jesús Esquila, de 35 años, quien se salvó en el accidente, en el que murieron 12 consanguíneos.

Seis de esas víctimas reciben velorio en un domicilio de la calle División del Norte, mientras que el resto se encuentra en servicios fúnebres en la comunidad de Molino Abajo, aunque todos serán sepultados este martes en el panteón municipal de Temoaya.

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