Los Diablos de Teloloapan, guardianes ancestrales
*Eréndira Zavala C*

En las montañas de Guerrero, existe una tradición que cada año transforma las calles y despierta con el regreso de sus guardianes, llamada la danza de los Diablos de Teloloapan. Esta celebración es muy antigua, tanto como los primeros asentamientos de la región, y es considerada como un acto de protección y una limpia espiritual.
En Teloloapan, en diciembre, el ambiente se llena del olor a ocote y tierra húmeda de los cerros, del tintinear de cascabeles, las pezuñas de cuero y del golpe de las botas sobre el suelo. Los habitantes ancianos dicen que “Ya vienen, los que espantan lo que no debe quedarse”.
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La impresión que causan los diablos es grande, con sus máscaras gigantes hechas de madera o cuero y expresiones exageradas de ojos salientes, lenguas colgantes y dientes afilados. Cada máscara es única, tallada por los artesanos dedicados a este oficio, según la tradición de los espíritus del monte, protectores de la vida y el equilibrio.
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