jueves, marzo 28, 2024
Opinión

Ni muy joven, ni muy viejo

*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

“No permitas que nadie te subestime por ser joven, sino sé un ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.”, apóstol Pablo a su discípulo Timoteo.

Mozart compuso a partir de los 5 años, Pelé tenía 17 cuando ganó la copa del mundo y Elvis fue una superestrella a los 19 años; Ray Kroc tenía 52 años cuando empezó con McDonald’s y Nelson Mandela tenía 77 cuando se convirtió en presidente. Moisés tenía 80 cuando Dios lo llamó y Timoteo cerca de los 30 años.

No importa la edad que tengas ahora, nunca eres demasiado joven o viejo para ir tras ese sueño en ti; por ello, nunca subestimes la edad, pues Dios tiene otros códigos y no acepta nuestra excusa.

Que interesante comentario del Arnold Enns, los sueños se transforman en anhelos y muchos de ellos en motivos o metas por alcanzar.

Decía mi abuelo que hay sueños que se sueñan como respuesta a una inquietud, otros más son tan sólo sueños frijoleros; es decir, producto de una cena pesada.

Pues bien, efectivamente, soñar es importante y no es exclusivo de una edad en especial, todos podemos soñar y todos podemos desear lo mejor para nuestras vidas y la de nuestros seres queridos; al final del día, nuestro bien traerá satisfacción y beneficios a nuestra familia sin lugar a duda.

A diferencia de la vida laboral, donde las empresas en una posición rígida no contratan a los jóvenes, porque no cuentan con la experiencia suficiente; por otro lado, tampoco o muy difícilmente, contratan a una persona mayor de los cincuenta por no cargar con los asuntos de jubilación o pensión; resultando así el trabajo más difícil en nuestro país, el encontrar trabajo, ¿increíble no?

“No hay edad para soñar, no hay imposibles, no hay momento perfecto para comenzar un nuevo desafío, porque la vida es eso, son sueños, son desafíos son ganas de vivir sin barreras.”.

Imaginen una vida sin sueños, sin esperanza de un mejor mañana, sin deseo de mejorar constantemente nuestro esquema de vida; empero, lo más importante es esto, todos, sin importar la edad que tengamos, tenemos no tan sólo el derecho, sino además la bendición de soñar cuanto deseemos.

C. S. Lewis dijo: “Nunca eres demasiado viejo para fijar otra meta o soñar un nuevo sueño. Vivimos una vida que, sin darnos cuenta por la influencia de nuestro entorno, se va llenando de prejuicios, tales como: estoy muy joven para pensar en responsabilidades, ya soy muy viejo para enamorarme, los solteros no piensan en compromisos y los casados ya no deben divertirse.

Lo que verdaderamente nos hace saber si estamos listos o no para emprender un nuevo camino o un negocio, o cambiar de ciudad o de trabajo o de peinado o de pensamiento, nada tiene que ver con nuestra edad, ni siquiera nuestra capacidad será determinante, sino la posibilidad de soñarlo, de visualizarlo posible en nuestras vidas, de verdaderamente anhelarlo.

Estar motivados es importante, pero no lo es todo, recuerden que: “El primer paso que damos no nos hará llegar a nuestro destino final, pero si nos sacará del hoyo en el que estamos.”; es decir, estar motivado es importante, pero ser determinado es lo que verdaderamente nos llevará a nuestro destino final.

¿Existe verdaderamente un momento en el que ya es demasiado tarde para cambiar de vida?, ¿es la edad cronológica la que determina cuándo debemos dejar de soñar y de luchar por alcanzar esos sueños?

Primero que nada, dejemos clara una cosa: ¡el cambio da miedo! Y eso es así, sin importar la edad que tengamos o quienes seamos, cambio significa crisis, significa enfrentarnos a lo desconocido y asumir el riesgo de fracasar; por eso nos resistimos al cambio, porque nos asusta.

Sin embargo, hay muchos momentos en la vida en que lo que está en juego es mucho más grande y cambiar es la única alternativa para no perdernos a nosotros mismos, porque lo que está en juego, es la vida misma y la posibilidad de ser felices.

Todos en algún momento hemos sentido la necesidad de cambiar, porque cambiar es la única forma de seguir creciendo.

¿Qué esperamos entonces? No existe un tiempo perfecto ni único, soñar siempre será como un campo abierto que nos invita a disfrutar de un buen paseo a lugares de pastos verdes, a donde siempre con ayuda de Dios y nuestra familia, llegaremos si así lo deseamos.

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