jueves, marzo 28, 2024
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PEÑA NIETO DE MAL EN PEOR

Por Raúl Río Valle

ENRIQUE PEÑA NIETO TERCER INFORME

La popularidad del presidente Enrique Peña Nieto cae, cae, cae… en el despeñadero sin fondo. El fracaso del vicepresidente económico Luis Videgaray sigue hundiendo la economía de todos los mexicanos, sin distinción de clase ni condición social.

La permanente inacción del vicepresidente político Miguel Ángel Osorio Chong ha dejado que los problemas se pudran y la descomposición política del país se haya vuelto incontenible. Tiene incendios por todas partes y un enojo social en crecimiento. Y para su mala suerte ahora los técnicos, que en realidad son rudos, en venganza por el despeñamiento de Aurelio Nuño han dejado en sus manos el asunto magisterial.

La renuncia de Manlio Fabio Beltrones a la dirigencia del PRI, después de la estrepitosa derrota del 5 de junio en siete estados, ahora se sabe que en gran parte fue inducida desde el gabinete presidencial por el peñismo antiBeltrones, que prefirió apoyar a la derecha panista antes que dejar pasar al priísmo beltronista.

Aun cuando el magisterio no ha ganado todavía, si le pudo regalar ya su derrota  a Aurelio Nuño, en su intención de posicionarse como el precandidato del peñismo para el 2018 y aparece fuera de la jugada presidencial. Por lo que ahora Peña le ha dado chance a Videgaray de profundizar la crisis política al interior del gabinete y hacer más grande el pleito del gobierno con el PRI.

Videgaray ha sido instruido para tomar por asalto la presidencia del PRI y agarrar las riendas de la sucesión presidencial. Y lo ha hecho lanzando dos bombas de potente acción destructiva. Una en el PRI, queriendo imponer como presidente de ese partido, a un desconocido pero eficaz tecnócrata peñista-salinista, a Enrique Ochoa Reza, salido del principal nido del fundamentalismo neoliberal, del ITAM.

Ochoa Reza tiene bastantes títulos académicos, pero ninguna experiencia política.  No obstante, Peña, Videgaray y Nuño le tienen mucha estima porque de su mano salieron los principales trazos de las ya míticas reformas estructurales, particularmente la energética y la educativa. Los promotores de este tecnócrata han logrado levantar una rebelión interna, aun en ciernes, que puede ser más grande y catastrófica que la de Elba Esther Gordillo contra Roberto Madrazo en 2003.

Por lo pronto se ha dejado correr el rumor de que Beltrones podría dejar el equipo tricolor que juega desde Los Pinos. Y puede que no sea sorprendente, tal vez se podría poner la camiseta verde del PVEM. O encabezar la rebelión interna, que ya impulsan los dinosaurios del jurásico priísta, que en voz baja y no tan baja acusan a Peña Nieto y a su gabinete por la debacle electoral del 5 de junio pasado y ahora de querer imponer un advenedizo, que le es incondicional a Peña, al frente del PRI. Lo cual le abre al presidente un nuevo frente.

Para completar el aquelarre que ya se avizora, Luis Videgaray aventó la otra bomba a la mesa de trabajo del gabinete peñista. Se ha colocado nuevamente él mismo, aun cuando fuera provisionalmente, en el centro de la sucesión presidencial, en una situación de tal debilidad que Videgaray, Peña y Nuño han colocado simultáneamente como relevo prioritario a José Antonio Meade, el priísta más panista del equipo de Peña.

Con la vana esperanza de que Meade pueda repuntar en la catástrofe peñista y lograr convencer a la oligarquía neoliberal y a los poderes facticos de que apoyen a Meade y al PRI, en lugar de que apoyen a Margarita Zavala y al PAN. El problema para ellos es que esa bomba cayó debajo de la silla de Osorio Chong y no explotó, abriéndole a Peña un nuevo frente ahora con el grupo Hidalgo, que ya no sienten segura su alianza con Atlacomulco y tal vez ni la amistad consideran sincera. Peña Nieto pierde aliados y abre un frente más.

Una tercera bomba ha sido puesta en las manos mismas de Peña Nieto. Los empresarios, que le abandonan políticamente, se la han entregado y le han exigido que anule el blindaje anticorrupción que se han construido los gobernadores salientes, particularmente Javier Duarte, César Duarte y Roberto Borge. Y ante la inminente explosión en el PRI ya gritan: ¡sálvese el que pueda!

El pacto de impunidad está a punto de romperse a petición de los empresarios para favorecer al PAN en 2018, para no dejar en manos de AMLO el monopolio de la lucha anticorrupción que, ha de pensar la oligarquía, ya tiene mucho al haberle dejado los firmantes del Pacto por México el monopolio de la oposición. Los empresarios le abren a Peña un tercer frente, con gobernadores salientes y en funciones. ¿Ahora quién podrá defenderlos? Ni el Chapulín Colorado.

Todo indica que Peña perdió el control del país, ahora de su gobierno y hasta el de su partido. Han perdido el rumbo en medio de una batalla campal. Peña y el PRI van de mal en peor.

 

Preguntitas: ¿El PRD es todavía un partido de izquierda o ya no?

 

 

 

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