martes, abril 30, 2024
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¿GUERRA INTERNA EN EL PRI?

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Por Raúl Río Valle

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A finales de junio, antes de salir a su entrevista con los mandatarios de Estados Unidos y Canadá, Enrique Peña Nieto de muy buen humor le dijo, entre otras cosas, a Ciro Gómez Leyva que “no nos obsesionáramos con el candidato del PRI, porque una elección nacional es algo tan grande que puede darle oportunidad de ganar a alguien que hoy sea conocido por el 1% de la población.

–¿Un personaje que hoy es conocido por el 1% de los mexicanos puede ser candidato del PRI? Preguntó Ciro.

–¿Por qué no?, -respondió Peña sonriente-. De que te conocen en una campaña nacional, te conocen. Le contestó a Ciro.

Con la renuncia de Beltrones, Peña Nieto entregó a Luis Videgaray la operación para, primero, encumbrar al desconocido Enrique Ochoa Reza al frente del PRI, al cual le tomaron protesta el 11 de julio, con la significativa ausencia de Beltrones. Y, segundo, comenzar a operar los hilos de la sucesión presidencial a favor de José Antonio Meade, con el evidente desplazamiento del primer lugar de las encuestas Miguel Ángel Osorio Chong.

La periodista Martha Anaya registró con puntualidad el hecho dos días después del arribo de Enrique Ochoa al PRI y lo relató así: “En el equipo de Miguel Ángel Osorio Chong hay desánimo y caras largas… la designación de Ochoa al frente del PRI lleva el claro mensaje de que su jefe no será el candidato… ya perdimos, reconocen en charlas privadas… van hacer candidato al del 1%”.

Y como el posible candidato del 1% no puede quedarse estacionado ahí, en la Secretaria de Desarrollo Social prepararon su lanzamiento con bombo y platillo, pero el cohetón del festejo se cebó, dejando sin servir el vino de honor que ya estaba listo. El INEGI hizo públicas sus inverosímiles cifras sobre la disminución de la pobreza en un 30% y su lanzamiento se desinfló.

El secretario Meade, el priísta más panista del Gabinete de Peña Nieto, comenzó mal y de malas su carrera por la silla presidencial. Y su impulsor que debiera ser el presidente del PRI nomás no pinta, anda totalmente fuera del escenario político. Y los viejos lobos de mar del priísmo nacional ya lo presionan directa o indirectamente.

Quieren Asamblea Nacional del PRI y el secretario técnico de su Consejo Político, Joaquín Hendricks ya propuso el 20 de noviembre para realizarla. Y la secretaria general Carolina Monroy quiere asamblea pero para la primera quincena de enero del 2017. Mientras tanto Ochoa Reza sigue preparando su primera gira por el país.

¿Qué temas están planteando que se aborden en esa Asamblea Nacional? Tres son los que suenan ya desde la renuncia de Beltrones: 1) Selección democrática de sus candidatos, le quieren cortar el dedo a Peña; 2) Auténticas Asambleas de delegados, para evitar candidaturas de “unidad”, y 3) Revisar a fondo los efectos de las reformas de Peña, con la obvia intención de deslindarse de Peña y sus políticas que ellos habían aprobado.

Más allá de la fecha y de los temas de por si candentes, puede ser que el priísmo se desborde y tanto Peña como el desconocido dirigente del PRI pierdan el control de su partido, ante el espanto de los jefes reales del PRI por la ya real posibilidad de que vuelvan a perder el gobierno en 2018, ante el desastre del peñismo.

Porque, además, tal vez Luis Videgaray y Enrique Peña pensaron que habían matado a dos pájaros de un tiro. Y parece que no, los dos andan vivitos y coleando. Tanto Osorio Chong como Beltrones andan dispuestos a seguir abriéndose camino para el 2018. No los mataron, políticamente hablando, siguen vivos.

Tan vivos que, particularmente Beltrones anda de reunión en reunión, con exdiputados de la última legislatura en la que él participó y anuncian que el próximo viernes se reunirá con diputados federales de la actual legislatura. Nubarrones de tormenta se avizoran en territorio del PRI.

Algunos ya recuerdan los tres momentos de división en las filas priístas: 1) En 1987 con la salida de Cuauhtémoc Cárdenas que en 1988 los llevó a su derrota, revertida por gigantesco fraude electoral de Carlos Salinas avalado por el PAN; 2) Cuando en memorable Asamblea Nacional le cortaron el dedo a Ernesto Zedillo, el presidente de la sana distancia con el PRI, que los llevó a perder la presidencia de la República en el año 2000 y dejarla en manos de Fox; y 3) El fenomenal pleito de Roberto Madrazo con Elba Esther Gordillo por el control del PRI en 2003, que los llevó al tercer lugar en 2006.

En el PRI ya suenan los tambores, ¿serán llamados de guerra?

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