viernes, abril 19, 2024
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ContraOpinión: La dieta y la 4T

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*Miguel García*

Foto: Especial.

Si usted hoy comenzó una dieta en el ánimo de bajar de peso, no se frustre usted, fracasará en su intento. Si es su primera vez, no lo dude, usted fracasará en su empresa. No se lo digo yo, se lo dicen las estadísticas.

A diario miles de mexicanos inician el sinuoso camino por acceder a la imagen de la belleza que le marcan los cánones sociales (y mejorar su salud por supuesto); sin embargo, la gran mayoría abandonará su objetivo para regresar a los placeres mundanos de la carne, al suicidio lento de los carbohidratos, al deleite de no hacer nada frente al televisor.

Y es que el cambio cuesta, reconfigurar nuestro mapa mental es un trabajo titánico, cuando estamos acostumbrados a una realidad que abrazamos como la única; así le pasa a México, el pequeño se niega a aceptar el cambio, aunque este sea justo y necesario, como se anticipara en la Biblia.

Hordas de conservadores, en el sentido estricto de la palabra, se manifiestan asustados por los procesos de cambio político, económico y cultural que inició el país el pasado primero de julio.

Que el presidente piensa que es candidato, que el presidente y su gabinete, que el presiente que se preparó toda su vida para ser candidato, pero no para ser presidente, que el presidente y sus formas de hablar, que el presidente y sus consultas, que el presidente y su tren maya que va devastar el mundo y sus reinos, que el presidente y su gasolina barata que se roban los ratas sin escrúpulos, que el presidente y su huiachicoleo, que el presidente y sus zapatos viejos y nuestro aeropuerto nuevo de la gente ‘high’, que el presidente en contra de los expertos que siempre han sabido pero nunca le han atinado, que el presidente en contra de nuestras certeras calificadoras, que el presidente y su cabecita de algodón y su mañanera actuada y preparada.

Se encienden antorchas de fuego clamando por regresar a la confortable indiferencia del camino en círculos.

Más allá de la exigencia ciudadana, completamente legítima de demandar resultados de sus gobiernos, existe un ánimo “resultadista” sin precedentes, la pregunta clave es ¿quién encabeza las críticas?

A seis meses de gobierno, mientras los estadistas de los medios y sus plumas -siempre legítimas- hablan de un cataclismo, el nivel de aprobación del presidente se mantiene arriba del 70%, algo no cuadra.

Los que llevaron al presidente a la presidencia se saben representados porque su agenda, pésele a quien le pese, avanza.

Hay algo de cierto en aquellos que califican al presidente como “el mesías”, les regresó el habla aquellos acostumbrados a callar.

Para los que todavía no lo entienden este país no sirve, como tú dieta. Si quieres un cambio te va a costar, como le va a costar al país arreglar el desmadre que dejó tu indiferencia.

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