miércoles, abril 24, 2024
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Multitud despide a peregrinos fallecidos de Oyamel, Temoaya, entre llanto, luto y dolor

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*José Ángel Gutiérrez*

Fotos: José Ángel Gutiérrez.
Incluso con breves bailes que habrían gustado a las víctimas, acompañantes se volcaron en apoyo a la familia, al sepultar a seis de los 13 finados en el accidente de Lagos de Moreno, y en Molino Abajo también sepultaron al resto.

Lágrimas, música de mariachi y luto por parte de la comunidad de San Lorenzo Oyamel, del municipio de Temoaya, prevalecieron hoy cuando seis peregrinos de los 13 fallecidos en Jalisco fueron acompañados hasta su última morada por amigos, familiares y vecinos.

En dos domicilios de la calle División del Norte, cerca del panteón, alrededor de mil 500 personas se aprestaron a depositar los restos mortales de seis apellidados De Jesús, quienes perdieron la vida el pasado fin de semana cuando se dirigían a San Juan de los Lagos.

Tras varias melodías de mariachi interpretadas frente a los féretros, voluntarios comenzaron a avanzar cargando en hombros a Josefina Esquila Roldán, de 77 años, a Rosa Flores, así como la menor de edad Lupita de Jesús Flores, hija de la última en mención.

Entre los dolientes sobresalía Guadalupe de Jesús Esquivel, hija de la señora Josefina, quien junto a una numerosa familia pasó por los cuerpos de un hermano, otra cuñada y otro cuñado, para formar un cortejo fúnebre a lo largo de una vía invadida por autos y acompañantes.

“Hagan un valla, no se arremolinen, para que la gente que lleva a los difuntos pueda avanzar sin problema”, decía un familiar que trataba de organizar el caos natural de un sepelio numeroso. “Quienes quieran bailar pueden acompañar a la familia”, añadía otro familiar.

Al inicio del cortejo, familiares de los finados cargaron los ataúdes con los brazos hacia abajo, con el fin de bailar respetuosamente y menear al ocupante, al recordar que en su condición de peregrinos, a los finados les habría gustado una despedida con movimientos.

En el interior de un ataúd blanco, símbolo de inocencia, la pequeña Lupita de Jesús avanzaba hacia su última morada con varias mujeres cargando su cuerpo, aunque una de ellas derramaba lágrimas mientras mostraba de frente una fotografía con su rostro.

Uno a uno, los seis cuerpos eran transportados por familia y amigos, con muchas manos requeridas para un funeral numeroso, además de acompañantes con flores, globos y velas, hasta saturar el panteón para depositar bajo tierra a las víctimas del fatal accidente.

El día de sepelios múltiples concluyó en la comunidad de Molino Abajo, donde el resto de los fallecidos contaron también un cálido acompañamiento antes de recibir sepultura en el panteón municipal, en otra jornada de lágrimas, dolor y un luto arropado por la tragedia.

Galería:

Fotos: José Ángel Gutiérrez.

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