viernes, abril 19, 2024
CulturaMunicipiosNacionalesPortadaReportajeSeguridad

Ofrendas no festejan la muerte sino la vida

Compartir:

*Melchor García*  

Foto: Melchor García.

Agua para saciar la sed de los difuntos que vienen, flor de cempasúchil para guiar su camino, velas o cirios para iluminar sus pasos, además del guiso o comida que más les gustaba a nuestros seres queridos, son los elementos fundamentales que debe tener una ofrenda en el marco de los festejos del Día de Muertos. 

Contrario a lo que se piensa, las ofrendas en México no festejan la muerte sino el recuerdo de nuestro pasado, el cual marca en gran medida nuestro presente, y un anhelo del futuro.  

En las ofrendas, indican especialistas, se mira el sincretismo entre la fe católica y la religión prehispánica, las cuales convergen en la duda universal sobre la trascendencia de la vida a la muerte.  

A unos días de nuestra fiesta nacional otros de los elementos que no deben faltar para las jóvenes familias inmersas en esta tradición: son la sal que ayuda al viaje de ida y vuelta. El copal o el incienso que sirve para limpiar las “malas vibras” y los malos espíritus, pues en el ámbito prehispánico se utilizaba como elemento de oración y alabanza  

Parte central es la cruz de ceniza o pétalos de cempasúchil que se coloca en el suelo y ayuda como elemento de expiación de nuestros difuntos. Las calaveritas de preferencia de azúcar, representan a la muerte, las pequeñas dedicadas a la Santísima Trinidad y las grandes a Dios como Padre.  

El papel picado de colores simboliza lo festivo de la vida y que aún en el tránsito de la vida física vale la pena celebrarse.

Para finalizar el pan de muerto, que es el sacrificio humano según la cultura prehispánica, el cual debe estar acompañado por chocolate de agua a ser tomado por los invitados a la visita de nuestro difunto.  

Elemento sustancial que nace de los tiempos actuales la fotografía de nuestros seres queridos a quienes estamos preparando la fiesta por su visita. Frente a los tiempos de violencia que vivimos las ofrendas se convierten en una vía para atenuar la penalidad de la muerte, porque como decía Octavio Paz, no se ríe de la muerte sino se convive con nuestro futuro garantizado. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *