jueves, marzo 28, 2024
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Sembrando un sueño

*Aarón Dávila*

Foto: Ilustrativa.

“Debemos sembrar sueños, los sueños mueven el mundo, los sueños mueven la vida, debemos creer en los sueños, un sueño sólo existe porque puede ser realidad en algún lugar, la realidad existe porque un día fue un sueño…

Si dejamos de soñar, dejamos de existir. Soñar es el arte de aquellos que saben despertar a la vida.”.

Todo en la vida depende de un sueño. El alcance de los sueños que trabajamos nos da la medida de las metas que conquistamos. Los inventos que han mejorado nuestra calidad de vida no fueron más que un sueño en el espíritu de personas apasionadas por sus ideales y decididos a lograr la excelencia.

Nosotros mismos somos el fruto de un sueño en el corazón de nuestros padres y son los sueños los que nos mantienen vivos. Quien deja de soñar está muerto en vida, así como lo está el que sólo se contenta con soñar.

Gonzalo Gallo González, nos comparte lo siguiente:

¿Qué hacemos para que los sueños no se diluyan como vanas ilusiones? 

Propone cinco acciones: 

1.-Revivir sueños del pasado. Recuperarlos, infundirles un soplo de vida y dejar que ellos nos llenen de entusiasmo. Es bueno sentarse a recordar objetivos que siempre quisimos alcanzar y que un día enterramos. Picasso decía que a los 70 años realizaba sueños de su juventud.

2.-Cuidar los sueños del presente. Entregarnos a ellos porque las grandes metas sólo se consiguen con pasión y con fe. Ni siquiera las crisis hunden a aquellos que vibran con sus sueños, aunque se estrellen durante tres años como los Hermanos Wright. Algún día ese sueño los lleva a las alturas y les permite volar.

3.-Sembrar nuevos sueños para el porvenir. Confiar en un mejor mañana y construirlo, aunque los pesimistas quieran pintar manchas en la acuarela de la vida. Los líderes son aquellos que ven, que creen y que esperan hasta que concretizan su visión en una misión. Somos tan jóvenes como nuestros sueños.

4.-Apasionarse por los sueños. Colón no era el mejor marino de su época, pero si era el más entusiasta con su sueño. Las empresas y las entidades buscan personas capaces de dar la vida por sus metas, ya que nada detiene a alguien que persigue sus ideales con fuego en el corazón. Quede claro que, apasionarse implica capacitarse y dedicarse a algo con esmero y constancia.

5.-Compartir los sueños. La empresa más rentable de la vida es dedicarse a irradiar entusiasmo, despertar fe y sembrar esperanza. Llenar la vida de experiencias arco iris, con el amor y el optimismo. No robarles sus sueños a los demás y darles confianza, debería ser una prioridad en todos los lugares de trabajo, porque un sueño compartido derriba muros y abre caminos.

Ahora, Jesús dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.”.

Es aquí, donde los sueños se involucran con la esperanza y la fe. Lo que a nuestros ojos parece lejano o imposible, a través de la esperanza y la fe descubrimos que para Dios no lo es, basta con creer con el mínimo de intención, basta una fe práctica y verdadera, tan sólo como decía Jesús del tamaño de un grano de mostaza, para que nuestros sueños puedan hacerse realidad y convertirse en promesas cumplidas, en acierto y logros, en destinos alcanzados.

En lo personal, pienso en esto constantemente: El camino recorrido, es camino conocido, es decir; cada sueño, soñado, es tan sólo la punta de la hebra, lo que significa que soñar es tan sólo el comienzo de tantos caminos por andar, tantas cosas por conocer y emprender en nuestras vidas. 

El camino que ya transitamos genera conocimiento, experiencia y continuidad, nos da la capacidad de seguir soñando el siguiente sueño y así, como gota de agua, llenar el siguiente cántaro.

Este día escuche a un buen amigo, hablando precisamente de los sueños lo siguiente:

“Cuando niño, viví cosas no muy lejanas a lo que seguramente muchos vivieron a la misma edad, un entorno de vida comprometido por los desaciertos de mi padre y la tristeza de mi madre. 

La vida que me toco vivir, fue una que parecía llevarme cada vez más cuesta arriba, mi camino se torno pesado y difícil de caminar, pero yo era un niño  que amaba la vida, travieso, juguetón, con un gran deseo por vivir y conocer más de esta vida, así que un día al conocer a quién ahora es mi esposa amada, tuve un sueño; soñé con terminar mis estudios, casarme y salir del lugar en donde nací y crecí y, trasladarnos ya casados a otra ciudad, donde yo visualice en mi sueño una vida mejor a la que viví hasta ese momento.

Así mismo hicimos, juntos seguimos ese sueño, sueño que ella quiso compartir conmigo y finalmente, Dios premio nuestra fe, después de tantos años nuestros sueños se hicieron realidad, nuestra vida dio un giro de 360° y ese fue el principio de muchos sueños más.”.

Que maravilloso testimonio de vida y seguramente, muy parecido al testimonio de muchos, donde descubrimos que soñar es tan solo el principio, lo que sigue es perseguir ese sueño y hacerlo realidad, es bueno soñar, pero no podemos quedarnos tan sólo en el sueño: Soñar nos capacita para planear y armar la estrategia a seguir para ver esos sueños cumplidos.

Es por esto por lo que, en lo personal, asumo el compromiso, como padre de soñar cosas grandes para mis hijos e hijas, como esposo, anhelar una vida verdadera llena de amor y promesas cumplidas para mi esposa y compañera de batalla, como ciudadano, en dar mi mejor esfuerzo y luchar con denuedo y franqueza por una sociedad mejor, como individuo, en construir cada día caminos de bien, caminos de paz, camino de congruencia.

Un solo sueño no basta, sembremos suficientes sueños y tantos como sea necesario para que nuestra vida se vea motivada y con grandes expectativas por lograr.

Muchas gracias.

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