viernes, abril 26, 2024
Opinión

Gratitud

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*Aarón Dávila*

Foto: Especial.

A muchas personas les cuesta realmente mucho trabajo agradecer las cosas que reciben de la vida, de quién desinteresadamente les da la mano, del apoyo incondicional de un amigo o simplemente por el hecho de tener delante un plato de comida o gozar de cabal salud.

El sentimiento de gratitud está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa sentir gratitud.

La gratitud, expresa un reconocimiento a la buena voluntad y conlleva amor, dicha, empatía, comprensión, compasión, amistad y generosidad.

Ser agradecido es un gesto de humildad que nos permite reconocer y dar valor al apoyo recibido en algún asunto y es además una forma de mantener la atención en las cosas sencillas de la vida. De frente al mar, al sol o al horizonte o frente a las personas que amamos, reconocer tan solo el bien que nos causa un buen saludo o tan sólo una palma en la espalda en el momento oportuno.

Los seres humanos no necesitamos tanto para ser bendecidos, sí más bien para reconocer en todo momento con gratitud los favores o el apoyo recibido.

La palabra “gracias” por ejemplo, es muy común en todos los idiomas. El significado de este término tiene un origen en la fe. Indica nuestro deseo de que aquella persona que nos ayudó reciba la gracia de Dios, un favor en forma de don, para que su vida marche bien. Seamos religiosos o no, todos la decimos para corresponder al beneficio que nos ha hecho alguien.

Pero la gratitud es mucho más que ese término. Es una sensación profunda de reconocimiento y cariño a quien nos ha favorecido y el deseo vivo de comprenderlo de igual manera.

Agradecer por ejemplo a nuestros padres, poco a poco va cayendo en el desuso, más allá del clásico festejo del 10 de mayo o del mes de junio, festejos que ni siquiera son propios sino adquiridos, pero lejos de costosas celebraciones, tener la capacidad de agradecer a quienes nos dieron la vida y nos apoyaron al crecer, es el acto más indispensable de los seres humanos.

¡Gracias! Una palabra que encierra sencillez y reconocimiento, decirla, alivia el corazón y la conciencia.

Dar gracias implica también un reconocimiento y es por esto mismo que muchos no agradecen dando paso al anti- valor, con ingratitud desconocen el favor recibido con tal de no reconocer el apoyo de los demás.

Efectivamente el agradecimiento nos vuelve de carne y hueso y aleja de nosotros ese sentimiento de superioridad hacia quienes pretenden ayudarnos desinteresadamente.

Ahora bien, agradecer por lo que tenemos y por lo recibido, lo que ha llegado a nosotros a causa de nuestro propio esfuerzo y lo que por misericordia o amor hemos recibido de alguien, es uno de los mayores actos de humildad y honestidad y permítanme ahora decir que, saber agradecer, nos hace voltear la mirada hacía quienes necesitan ayuda, esa es otra forma de agradecer.

La incapacidad de agradecer por lo recibido es un asunto de actitud y una actitud negativa ante la vida o hacia nuestro prójimo, es el reflejo de nuestra falta de capacidad por ser felices. La esperanza, rompe cadenas, el amor verdadero que solo Dios puede dar y a manos llenas como don perfecto saciar nuestra necesidad, abrirnos paso a través de la más oscura noche, de la más profunda soledad, de la inclemente insatisfacción.

Son muchas las cosas que Dios hace a nuestro favor cada día. Cada bendición, cada momento de protección, cada provisión que recibimos de él debe ser reconocido y entonces ser agradecidos desde lo profundo de nuestro ser.

Sabernos bendecidos, con salud, con satisfactores materiales, con amistad con amor de nuestra familia, son exactamente los motores que nos mueven o que deben movernos a bendecir a quién lo necesite, simplemente por gratitud, por el bien común.

Este posiblemente sea el tiempo correcto para permitir que este gran valor hable y actúe en nosotros, agradeciendo a las personas más importantes de nuestra vida, en reconocimiento por su influencia positiva, su apoyo y amor incondicional.

Demos gracias a Dios, por tanta gente amada, por tantos buenos amigos, por cada historia vivida.

Muchas gracias.

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