Sistemas de educación y formación, fundamentales en la reproducción de las relaciones sociales
Los cambios en los procesos productivos y en los ciclos tecnológicos se han convertido en un catalizador para las transformaciones en los sistemas formativos, señalaron los investigadores de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma del Estado de México, María del Carmen Salgado Vega y Sergio Miranda González.
Al hablar del “Mercado de trabajo y profesionistas en el Estado de México”, sostuvieron que el tema central de la discusión está en saber cómo debe o deberá ser la formación superior que esté en condiciones de responder a las nuevas necesidades que plantea la cambiante situación económica (demanda de trabajo) y que hoy más que nunca, recibe influencia de las transformaciones que se suceden en el ámbito tecnológico y en el desarrollo de nuevos conocimientos, así como el papel del aprendizaje o entrenamiento en el puesto de trabajo.
Explicaron que la situación de autonomía que tiene la oferta de trabajo con relación a la demanda, permite la existencia de un contingente de trabajadores disponible que se ajusta, frecuentemente, a las necesidades de expansión o contracción de la economía.
Destacaron que no es posible adecuar los flujos educativos a la evolución del nivel de empleo por las siguientes razones: El comportamiento de la fuerza laboral está influida por factores económicos, políticos y sociales, y las empresas no tienen la capacidad de adelantar sus necesidades futuras de mano de obra, debido a que estos puestos de trabajo dependerán de las condiciones cambiantes del mercado de productos, de la fuerte injerencia que tienen los cambios tecnológicos sobre los procesos de producción y de las transformaciones tecnológicas que ocurran en los propios productos.
Son estos aspectos, resaltaron, que actúan del lado de la demanda de trabajo, los que impiden que las empresas puedan intervenir eficazmente en la regulación del número de formados superiores. “Desde este punto de vista, no es posible lograr el equilibrio entre los flujos escolares y las cambiantes necesidades del mercado de trabajo”.
No existe una relación cuantitativa, enfatizaron, en donde se correspondan la oferta y la demanda de trabajo (como lo supone la economía ortodoxa), sin embargo sí se puede afirmar que existen vínculos de tipo cualitativo entre éstas, debido a que la esfera educativa (especialmente la formativa superior) debe responder a los diferentes requerimientos que tiene la sociedad en el campo científico, tecnológico, cultural, económico y laboral.
Esto significa, subrayaron, que los diferentes contenidos formativos de las instituciones de educación superior están diseñados con el objetivo de satisfacer necesidades científicas, culturales y profesionales.
De no ser así, puntualizaron, estas relaciones institucionales perderían su razón de ser dentro de la estructura social; sin embargo, esto no puede ocurrir debido a que los sistemas de educación y formación juegan un papel fundamental en la reproducción de las relaciones sociales.