viernes, abril 26, 2024
Opinión

¡Cómo ha pasado el tiempo!

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*Aarón Dávila*

Foto: Especial.

¡Cómo ha pasado el tiempo! Desde muy pequeño he gustado de la música y en especial del canto.

Yo canto desde que tengo uso de razón, y entre las muchas experiencias presentes en mi memoria, aún recuerdo con claridad a mi padre llegando a casa un día, por la noche, muy motivado por un anuncio que había escuchado en la radio mientras conducía a casa; en el anuncio se comunicaba un concurso de canto que se llevaría a cabo en cierto programa de radio y sería totalmente en vivo, así que mi padre al llegar a casa lo primero que hizo fue ir corriendo al closet y sacar su guitarra, -mi padre era un bohemio acérrimo- le fascinaba cantar.

Recuerdo que tenía una rondalla con sus amigos, con la que salían a dar serenata a diferentes lugares, me encantaba porque me llevaban a todas las serenatas para apoyarlos cantando; yo tendría apenas unos 6 años a lo sumo, pero sin importar nada, para mí era súper emocionante acompañarlos y cantar hasta las altas horas de la noche, bueno, por lo menos hasta donde yo aguantaba, antes de quedarme dormido.

El caso es que mi padre llegó a casa aquella noche y me dijo con guitarra en mano prepárate hijo vamos a ensayar, porque vas a participar en el concurso de canto en la radio; nunca tuve temor de cantar en público, por el contrario, al escuchar la noticia me llené de emoción y sin chistar me senté junto a él. Mientras afinaba con cuidado y atención su guitarra, recuerdo que le dije en cierto momento: Papi, y qué vamos a cantar, a lo que él respondió: vamos a ensayar una canción muy bonita que se llama “Tiré tu pañuelo al río”. Recuerdo bien que en aquel entonces estaba de moda y la cantaba Julio Iglesias, uno de los intérpretes más famosos y reconocidos del momento.

Así es que, sin más, mi papá me enseño la canción y comenzamos a ensayar, noche tras noche al regresar del trabajo tomaba su guitarra y comenzábamos a cantar. Saben una cosa, ni siquiera me importaba el concurso, lo único que en verdad me importaba era estar ahí con mi padre, cantando juntos una y otra vez la misma canción.

Mi padre disfrutaba escucharme cantar y siempre que podía me pedía que cantara en las reuniones con los amigos o con la familia, sólo tomaba su guitarra y yo comenzaba a cantar, ese era el momento más feliz de mi vida y lo fue durante muchos años y hasta el día de hoy.

Al pasar los años, me aficione al canto, estudie, practique y he cantado, desde entonces, en diferentes lugares, países, auditorios, teatros y, aun ahora, mi padre sigue siendo mi fan número uno.

El día de ayer, mi padre cumplido 74 de edad. Cuan agradecido estoy por su vida, por su ejemplo, por su buen corazón.

Permítanme dedicar esta columna al hombre que me formó, me guio, me instruyó y me hizo sentirme bien amado durante toda mi vida. A mi padre: Sergio Dávila Galván.

Escucho algunos padres decir ya no sé que hacer con mi hijo, no obedece a nadie, no escucha consejos, no me respeta. ¿Les digo algo? Tan sólo encuentren la canción correcta y comiencen a cantar con sus hijos.

Tal vez no sea una canción, posiblemente sea un deporte, un ejercicio o tal vez una actividad diferente, pero a lo que voy es lo siguiente, tu amor, en todo caso, será suficiente.

Tu hijo o hija sólo buscan percibir tu amor verdadero para seguirte, es todo, amor verdadero, especialmente dedicado para ellos, el tiempo que sea, un minuto o dos, una hora o dos o tal vez sea suficiente un abrazo o dos, pero que sean de corazón, verdaderos y con gran emoción, te aseguro querido lector que será suficiente para los dos.

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